MADRID 14 May. (EUROPA PRESS) -
Expertos reunidos en el III Simposio Anual del Grupo Español de LMC (GELMC), de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), han asegurado que el tratamiento de la leucemia mieloide crónica (LMC) puede discontinuarse con éxito en pacientes seleccionados que alcanzan una respuesta molecular profunda mantenida.
Se trata de un cáncer de la sangre que provoca una producción descontrolada de glóbulos blancos que, no obstante, mantienen el proceso normal de maduración, lo que hace que la enfermedad avance lentamente. La LMC está causada por una alteración genética que resulta en la formación de un gen anormal: el oncogen BCR-ABL.
De hecho, representa en torno al 15 por ciento de todas las leucemias y cada año se diagnostica un caso por cada 100.000 habitantes, lo que equivaldría a unos 500 pacientes en España. La prevalencia se ha venido incrementando de forma considerable en los últimos años debido a la "gran eficacia" de los tratamientos disponibles como, por ejemplo, los inhibidores de tirosina cinasa (ITC).
En este punto, el presidente de GELMC, Juan Luis Steegmann, ha comentado que cerca del 95 por ciento de los casos se logra el control de la enfermedad con dichos fármacos, a lo que el secretario científico de la organización, Fermín Sánchez-Guijo, ha añadido que, tras 20 años de experiencia con los ITC, estos fármacos han conseguido cambiar el curso natural de la LMC y aproximar la supervivencia global de estos pacientes a la de la población general sin enfermedad.
"Disponemos de cinco fármacos que se complementan: imatinib, nilotinib, dasatinib, bosutinib, y ponatinib. Además, dado que se puede discontinuar el tratamiento en algunos pacientes seleccionados que alcanzan una respuesta molecular profunda mantenida, puede hablarse ya de una 'curación funcional'", ha dicho.
Precisamente, el GELMC ha publicado este año la experiencia española de discontinuación terapéutica en la práctica clínica habitual, con un 64 por ciento de los pacientes permaneciendo libres de enfermedad tras la suspensión del ITC. En este sentido, los expertos han comentado que incrementar estos porcentajes es uno de los retos clínicos actuales en el abordaje de la LMC.
Paralelamente, apostilla el doctor Steegmann, los efectos adversos de los ITC "constituyen una importante preocupación tanto para los pacientes que los sufren como para los hematólogos dedicados a la LMC. De hecho, miembros del GELMC han liderado activamente en las guías internacionales para el manejo de los efectos adversos y el grupo ha publicado diversos estudios y documentos de consenso, y sigue haciéndolo.
"En los últimos años hemos estado interesados en el análisis de las interacciones de otros medicamentos con los ITC y en la determinación de niveles plasmáticos de dichos fármacos, que pueden ayudar a los hematólogos a ajustar el tratamiento en algunos casos", ha apostillado el experto.
El interés de la comunidad científica también se dirige al desarrollo de nuevos tratamientos (en monoterapia o combinación) que permitan alcanzar respuestas profundas en pacientes resistentes a los tratamientos disponibles, con la premisa de demostrar un perfil bajo de toxicidad.
"La mayor parte de estas nuevas terapias se basan en la eliminación de las células madre leucémicas, que son las responsables del mantenimiento de la enfermedad en muchos pacientes. El fármaco más interesante que está llegando es asciminib, que inhibe la molécula de BCR-ABL en un lugar diferente a los otros inhibidores. Miembros del GELMC han participado en los ensayos de fase 1, y ahora está siendo evaluado por el GELMC en diversos ensayos clínicos", ha apostillado Sánchez-Guijo.
Finalmente, los expertos han comentado que la secuenciación masiva en LMC se está utilizando, por una parte, en la detección de mutaciones en el gen ABL, con una sensibilidad mucho mayor que la técnica convencional, y está orientada a la toma de decisiones de cambio de tratamiento con ITC en pacientes resistentes, en base a dicho perfil mutacional. Por otra parte, está permitiendo evaluar la presencia de mutaciones en genes claves de la funcionalidad de las células tumorales (diferentes de BCR-ABL) que pueden predecir de nuevo un peor pronóstico y la necesidad de modificar el tratamiento de una forma personalizada.