MADRID 22 Oct. (EUROPA PRESS) -
Expertos demandan tratamientos antirretrovirales que tenga buen perfil de interacciones y faciliten la adherencia a pacientes con VIH+ en prisión, y, por tanto, se mejore la calidad de vida de estos pacientes, algo básico para su reinserción social.
Los expertos, que han participado en las XVII Jornadas de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria celebradas en Zamora, con el patrocinio de Gilead, también han advertido de la necesidad de un abordaje multidisciplinar en el que adquiere una especial importancia el seguimiento psiquiátrico y el control de la toxicomanía para garantizar la adherencia al tratamiento.
Ante las características específicas de la población reclusa infectada por el VIH y teniendo en cuenta la comorbilidad psiquiátrica, el presidente de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria, el doctor Antonio López Burgos, recuerda que en cada paciente "se valoran de forma especial las pautas de un solo comprimido al día (los denominados STR) dado que la adherencia es fundamental para el éxito de cualquier tratamiento".
A su juicio, "el tratamiento debe ser cómodo, adaptable a usuarios de drogas inyectadas en tratamiento, preferiblemente con pocas o nulas interacciones con metadona u otros fármacos que actúan sobre el sistema nerviosos central, buen perfil lipídico y bien tolerado por pacientes coinfectados por el VHC o VHB".
Además, se propone mejorar los canales de comunicación y la colaboración con los médicos especialistas de VIH y los psiquiatras para favorecer la continuidad asistencial y la evaluación neuropsicológica como parte de la práctica clínica diaria dado su impacto positivo en la calidad de vida y en el cumplimiento terapéutico del tratamiento antirretroviral tras el ingreso o salida de prisión.
PERFIL DEL PACIENTE RECLUSO
Actualmente, según datos publicados por el Plan Nacional del Sida en 2013, en las instituciones españolas, 2.579 pacientes reciben terapia antirretroviral. Según se ha expuesto durante estas jornadas, los factores más importantes que determinan la terapia antirretroviral son su interacción con la medicación psiquiátrica y con la metadona, además de con otros fármacos.
De hecho, el perfil del paciente recluso infectado por el VIH en las prisiones españolas es mayoritariamente un hombre de alrededor de 40 años con el antecedente de haber usado drogas inyectadas, la principal vía de transmisión en este entorno.
La pertenencia a grupos sociales marginales (usuarios de drogas por vía parenteral, trabajadores sexuales, conductas sexuales no aceptadas por otros, etc) o el nivel educativos son factores sociales, según algunos autores, que influyen en el bienestar mental.