MADRID, 27 Oct. (EUROPA PRESS) -
Expertos reunidos con motivo de la celebración del 'III Curso de actualización en Vacunas' han destacado la necesidad de vacunar a personas mayores y enfermos crónicos contra el herpes zóster y la neuralgia post-herpética.
"Aunque todavía existe la creencia equivocada de que son los niños quiénes deben vacunarse, hay que recordar que las personas mayores deben mantener actualizada su cartilla de vacunación para protegerse frente a enfermedades infecciosas propias de la edad adulta. Al contar con un sistema inmunitario debilitado, bien fruto de la inmunosenescencia o a causa de su patología de base, se trata de una población con mayor riesgo de contraer enfermedades infecciosas evitables", ha comentado la responsable del servicio de Medicina Preventiva del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, Pilar Arrazola.
Y es que, el paciente crónico es considerado como grupo poblacional prioritario en materia de prevención al contar con un sistema inmunitario debilitado. De hecho, se caracteriza por la fragilidad y la pluripatología, por lo que los especialistas han destacado la "importancia" de aumentar las medidas de prevención en este colectivo.
"En los pacientes crónicos, el riesgos de contraer enfermedades infecciosas se multiplica. Por ello, evitar enfermedades infecciosas y debilitantes prevenibles como es el herpes zóster se trata de una medida adecuada y recomendada en el paciente crónico, puesto que les evita sufrir un proceso doloroso mantenido en el tiempo, que además de complicar el control de su patología, genera un consumo adicional de recursos sanitarios", ha señalado el catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad Rey Juan Carlos, Ángel Gil de Miguel.
Asimismo, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) recomienda proteger a los mayores de 60 años; a pacientes con diabetes mellitus (tipo I o II); con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) avanzada en tratamiento con corticoides inhalados; con insuficiencia cardiaca crónica; a las personas inmunocompetentes en las que está previsto un periodo de inmunosupresión programado o posible en un futuro; a aquellos con enfermedad crónica no incluidos en los grupos anteriores; a los que se vayan a someter a una cirugía mayor programada; y a aquellos con depresión mayor.