MADRID, 29 Mar. (EUROPA PRESS) -
A la toxicidad que provoca la quimioterapia para tratar el cáncer de mama, que puede dar lugar a trastornos de sensibilidad, como hormigueos en los dedos, cansancio y alopecia no se ha concedido la importancia "que merecen", ha reconocido el jefe del servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza), el doctor Antonio Antón, durante el 12 Simposio Internacional del Grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama.
"Otras situaciones que se producen son pérdida de la función ovárica, retirada de la menstruación, pérdida del apetito sexual, aparición de molestias osteomusculares y articulares u osteoporosis", ha explicado el experto, que, no obstante, ha precisado que "cada día los oncólogos médicos prestamos mayor atención a las consecuencias de los tratamientos, con un gran impacto sobre la calidad de vida".
El problema de la toxicidad a largo plazo no sólo se restringe al grupo de personas jóvenes, pero el hecho de que cada día haya más supervivientes y de edades más tempranas implica que cada vez más mujeres experimenten este tipo de problemas que antes pasaban más desapercibidos, como los relacionados con la sexualidad y la maternidad.
"Hasta hace unos años no se les concedía la suficiente importancia porque parecía que con sobrevivir ya era suficiente. Esto ha cambiado y ahora intentamos que lleven una vida lo más parecida posible a la que tendrían si no hubieran padecido la enfermedad", ha insistido el doctor Antón.
Estos efectos tienen un impacto relevante sobre el estado anímico de las mujeres, también a causa de los cambios hormonales. "Ahora se otorga mayor importancia a las alteraciones emocionales de las pacientes, sobre las cuales podemos intervenir con la ayuda de psicólogos y psicooncólogos. Sin embargo, es difícil asumir el aumento de la demanda de este tipo de atención psicológica con los recursos actuales", ha advertido el experto.
La salud sexual es otro de los aspectos que se ve afectado en la vida de las mujeres que reciben tratamiento oncológico. "Lo más importante para ellas es que sean atendidas por un equipo multidisciplinar, que reciban la información adecuada, también sus parejas, y que tengan a su disposición ayuda psicológica, aparte de terapias específicas que mejoren la atrofia vaginal y el deseo sexual", ha apuntado la miembro del Instituto Valenciano de Oncología, la doctora Amparo Ruiz.
Durante la cita también se han destacado los avances registrados frente al cáncer de mama gestacional, que se desarrolla durante el embarazo o en el año posterior al parto y que representa entre el 6 y el 15 por ciento de los tumores de mama en pacientes con edades comprendidas entre los 24 y los 44 años.
GEICAM trabaja en un registro para conocer la incidencia de este tipo de tumor, así como de las mujeres que se quedan embarazadas tras un cáncer de mama y de los métodos de preservación de la fertilidad. "Este era un reto por el que luchábamos hace tiempo y finalmente vamos a poder ponerlo en marcha", se ha congratulado la doctora Ruiz, la investigadora principal de este registro.
ALTERACIONES COGNITIVAS
Entre los efectos secundarios de la quimioterapia, se encuentran las alteraciones cognitivas leves, sobre todo centradas en la atención y las funciones ejecutivas.
"Las pacientes, especialmente al volver a su ritmo laboral normal, refieren problemas para fijar la atención o realizar varias tareas a la vez. Aunque son síntomas leves, pueden tener un impacto negativo significativo en su día a día", ha descrito la miembro de la Unidad de Neuro-Oncología del Instituto Catalán de Oncología del Hospital Universitario de Bellvitge (Hospitalet de Llobregat), la doctora Marta Simó.
"Este tipo de síntomas son frecuentes, entre un 20 70 por ciento, en función de los estudios, y aparecen justo después de finalizar la quimioterapia. Sin embargo, suelen mejorar con el tiempo, y sólo persisten a largo plazo en aproximadamente un 20 por ciento de las pacientes", ha detallado la experta.
Los factores de riesgo a la hora de padecer estos efectos no están bien definidos ni se conoce la forma de prevenirlos. En los últimos años, gracias a técnicas de neuroimagen, se ha avanzado en el conocimiento de esta afectación sobre la estructura y función cerebral.
No obstante, aún no hay evidencia científica relevante sobre cómo combatirlo. "Hay diversos estudios en marcha pero todavía pocos resultados sobre tratamientos con resultados positivos. Los que han presentado una mejora más significativa son los basados en estrategias no farmacológicas, como la rehabilitación física y cognitiva", ha apuntado la doctora Simó.