MADRID 24 Ene. (EUROPA PRESS) -
El doctor Federico Cuesta Triana, del Servicio de Geriatría del Hospital Universitario Clínico San Carlos de Madrid, ha subrayado este martes la importancia de detectar las señales que alertan de que un anciano se encuentra en "riesgo de desnutrición" para poder intervenir y mejorar su calidad de vida.
Así, este experto, que ha participado en el encuentro 'Alimentación y salud en el entorno geriátrico', organizado por la Universidad CEU San Pablo de Madrid en colaboración con la Cátedra Tomás Pascual, ha puesto como ejemplo de un anciano en riesgo de desnutrición aquel "que está solo en casa y que tiene la nevera vacía".
En este sentido, Gómez Pavón ha explicado que en el domicilio es donde se debe intervenir porque "después es más difícil" ya que, cuando el paciente se encuentra ingresado en el hospital, los profesionales tienen poco tiempo y su objetivo es detectar la desnutrición y abordarla en la medida que les sea posible.
VALORACIÓN GERIÁTRICA
Por su parte, el doctor Javier Gómez Pavón, del Servicio de Geriatría, del Hospital Central de la Cruz Roja San José y Santa Adela de Madrid, que también ha participado en el encuentro, ha afirmado que "la cuestión nutricional forma parte de la valoración geriátrica" y que si no se tiene en cuenta, la intervención se "queda coja". En general, ha reconocido que la evaluación debe ser "multidisciplinar", al incluir tanto la salud física como la psíquica.
En su opinión, la valoración nutricional tiene que incluir la ingesta dietética, "aunque también sería recomendable incluir la calórica", y el Índice de Masa Corporal (IMC) del anciano. Después, debe monitorizarse su ingesta y pérdida de peso, y debe analizarse sus posibles causas, para lograr una correcta intervención. "Se debe hacer un cribado en la apertura de su historia clínica y, después, cada seis meses. También, cuando haya vómitos o dificultades en la deglución", ha argumentado este doctor.
Por otro lado, Cuesta Triana ha señalado que, en general, la intervención geriátrica debe tener en cuenta a la "población heterogénea", puesto que existen ancianos que tienen más grado de dependencia que otros o que se encuentran ya en el final de su vida. "Cada paciente tiene diferentes necesidades nutricionales", ha apostillado.
Según la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), cerca de un 20 por ciento de las personas mayores que viven solas en sus domicilios ingiere menos de 1.000 kilocalorías diarias cuando lo recomendado es cerca de 2.100.
De esta manera, SEGG recuerda que los ancianos deben realizar cinco comidas diarias y elaboradas con técnicas de cocinado que favorezcan su masticación y que tengan una buena presentación para que sean más apetecibles.