MADRID 7 Abr. (EUROPA PRESS) -
El nefrólogo del Hospital General Universitario de Valencia, Sergio Bea, ha abogado por olvidar sólo la visión glucocéntrica de la diabetes y fijarse en otros factores de riesgo asociados, abordando así al paciente desde una perspectiva multidisciplinar.
El control de la diabetes tipo 2 ha evolucionado a lo largo de los años. La llegada de los inhibidores del SGLT2 (cotransportador de sodio-glucosa tipo 2) ha permitido a los profesionales sanitarios ir más allá del control glucémico, con el objetivo de abordar la enfermedad con una perspectiva médica más holística.
"Debemos olvidar la visión únicamente glucocéntrica de la diabetes, actualmente se trata de tener en mente el control de la glucemia pero también el del resto de los factores de riesgo asociados. El paciente con DM2, por la propia naturaleza de su enfermedad, tiene un compromiso cardiovascular y renal, que se ve incrementado con el tiempo", ha dicho.
Igualmente, desde la endocrinología, cuanto antes y mejor se controle su diabetes, el paciente se va a beneficiar porque el cuerpo tiene memoria metabólica", ha recordado la médico especialista en Endocrinología y Nutrición Hospital Puerta de Hierro, Ainhoa Abad.
Los sistemas cardiovascular, renal y metabólico están interconectados y comparten cascadas metabólicas y de señalización, por lo que la presencia de diabetes, enfermedad cardiovascular o la enfermedad renal crónica (ERC) puede empeorar cualquiera de las otras condiciones. Por ello, el abordaje de la diabetes tipo 2 debe ser multidisciplinar porque esta enfermedad afecta a ambos órganos, tanto al corazón como al riñón.
Por ejemplo, las complicaciones cardiovasculares son una de las principales causas de fallecimiento prematuro entre las personas con diabetes. De hecho, más del 50 por ciento fallece por eventos cardiovasculares como un infarto o un ictus.
Por otro lado, en España, los pacientes con diabetes y ERC tienen más edad y presentan una mayor morbilidad cardiovascular que la población con ERC pero sin diabetes, así como una mayor mortalidad, que en el 49 por ciento de los casos es de causa cardiovascular.
Este control de los factores de riesgo va acompañado de una evolución del tratamiento. "Hasta hace siete años, los tratamientos que teníamos para la DM2 mejoraban el control de la glucosa en sangre y el pronóstico en extremidades, riñones y visión, pero tenían muy poco efecto en el ámbito cardiovascular. Desde entonces, con la aparición de la familia de los inhibidores de SGLT2 se ha conseguido que se beneficien órganos vitales como el corazón y los riñones, reduciendo mortalidad e insuficiencia cardiaca", ha recalcado el jefe de Hospitalización del Servicio de Cardiología en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, en Barcelona, Xavier García-Moll.