MADRID, 16 May. (EUROPA PRESS) -
La experta española Eva Nogales, del Lawrence Berkeley National Laboratory en California (Estados Unidos), ha calificado como "una revolución de proporciones inimaginables" la criomicroscopía electrónica, la técnica premiada con el Nobel de Química 2017 y que está permitiendo visualizar por primera vez, con altísima resolución, moléculas que trabajan como nanomáquinas dentro de la célula.
La criomicroscopía lleva usándose desde los noventa, pero al principio su resolución (el grado de detalle con el que se observan las moléculas) era mucho menor, y aunque ayudaba a comprender cómo se organizan grandes complejos macromoleculares, era insuficiente en la mayor parte de los casos para describir la estructura de proteínas con detalle atómico.
Diversas mejoras en los últimos años han hecho posible que la criomicroscopía muestre ahora la estructura de complejos de proteínas con resolución atómica, y además el detalle sobre cómo se mueven. Esto, hasta hace poco considerado por muchos una utopía, permite entender su función. Este, de hecho, será uno de los principales temas del próximo CNIO-'la Caixa' Frontiers Meeting (CFM), que se celebrará del 20 al 22 de mayo con una veintena de los principales expertos de todo el mundo en esta y otras técnicas de biología estructural, como la doctora Nogales.
En esta ocasión se analizará el potencial de nuevas técnicas para abordar un tema transversal en cáncer: el daño en el ADN y los fallos en sus mecanismos naturales de reparación. "El ADN está expuesto continuamente a agresiones procedentes tanto del propio organismo como del exterior (la luz solar o el humo del tabaco, por ejemplo), y por tanto el mantenimiento de su integridad es esencial. El organismo tiene muchas formas de garantizar que la información contenida en el ADN no se pierda o dañe; cuando estas vías fallan, el daño en el ADN se acumula, lo que puede llevar al desarrollo de un cáncer u otras enfermedades", explican los organizadores.
Desde que se descubrió hace ahora medio siglo la relación entre los mecanismos de reparación del ADN y el cáncer, los investigadores estudian cómo usarlos para combatir la enfermedad. Una muestra son los fármacos inhibidores de PARP, que han sido ya aprobados para algunos tipos de cáncer de mama y ovarios. PARP es una enzima que ayuda a la reparación del ADN; los fármacos que la inhiben impiden su trabajo, por lo que las células cancerosas acumulan un daño excesivo y mueren.
"Cuando un coche se estropea, desde fuera sabes qué parte no funciona y quizás puedes intuir la causa, pero solo cuando el mecánico ve las piezas entiendes realmente el problema y se puede proponer cómo solucionarlo; eso es lo que intentamos hacer con la biología estructural: ver las piezas, entender cómo funcionan y las causas por las que fallos en su funcionamiento dan lugar a enfermedades", explica sobre la importancia de la biología estructural el doctor Óscar Llorca, uno de los organizadores del encuentro.