Evitar pruebas invasivas y dietas restrictivas, fundamental para tratar el síndrome del intestino irritable en menores

Archivo - Vista superior de un niño costado en la cama con dolor de estómago
Archivo - Vista superior de un niño costado en la cama con dolor de estómago - PONGTEP CHITHAN/ ISTOCK - Archivo
Publicado: jueves, 22 febrero 2024 17:49

MADRID, 22 Feb. (EUROPA PRESS) -

El digestivo infantil en el Hospital Universitario Gregorio Marañón y presidente de la Sociedad Española de Microbiota, Probióticos y Prebióticos (SEMiPyP), el doctor Guillermo Álvarez Calatayud, asegura que en el tratamiento del síndrome del intestino irritable en menores es "muy importante no hacer pruebas diagnósticas innecesarias y, sobre todo, invasivas, como por ejemplo las endoscopias", así como imponer dietas restrictivas.

Del mismo modo, "salvo en casos muy concretos, no es necesario el uso de dietas restrictivas (sin gluten, sin lactosa, baja en FODMAP) como ocurre en el adulto, aconsejándose una dieta equilibrada adecuada para una edad en periodo de crecimiento", recuerda.

Los trastornos funcionales digestivos (TFD) tienen una prevalencia estimada del 32,4 por ciento entre la población menor de 16 años y el "dolor abdominal" supone hasta un 24 por ciento de las consultas en Gastroenterología Pediátrica. Uno de estos trastornos digestivos es el Síndrome del Intestino Irritable (SII), con síntomas como el dolor y distensión abdominal (hinchazón), meteorismo y trastornos de la defecación (diarrea, estreñimiento o ambos), y que afecta a entre un 10-15 por ciento de la población, siendo cada vez más común en jóvenes e incluso niños.

Los signos y síntomas de los trastornos funcionales digestivos y, concretamente, del Síndrome del Intestino Irritable, en la infancia y adolescencia siguen los criterios diagnósticos Roma IV3 específicos de la edad pediátrica, aunque en el niño mayor (por encima de los 4 años de edad) son muy superponibles a la de los del adulto con dolor abdominal, distensión abdominal, meteorismo y trastornos de la defecación (diarrea, estreñimiento o ambos), afectando a la calidad de vida de pacientes y familiares.

Está comprobado científicamente que en estos trastornos hay una alteración de la microbiota intestinal (denominada disbiosis) que se puede regular con una dieta equilibrada y el empleo de probióticos y prebióticos. Existen metaanálisis que han demostrado que ciertos preparados con probióticos pueden mejorar los síntomas y signos que padecen los niños con síndrome del intestino irritable y dolor abdominal funcional.

En la opinión del experto, el abordaje de los niños con estos trastornos debe ser multidisciplinar, siendo fundamental conseguir tener una relación de confianza entre el pediatra, el paciente y sus familiares. "A veces es necesario apoyo psicológico y, en ocasiones el empleo de diversos fármacos que mejoren su sintomatología", puntualiza.