MADRID, 22 Nov. (EUROPA PRESS) -
El director del Programa Mundial de Malaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Pedro Alonso, lamenta que actualmente sólo Europa está cumpliendo con los objetivos para rebajar la incidencia y mortalidad de esta enfermedad en el mundo, dado que sólo 40 de los 91 países endémicos van "en el camino correcto".
Así lo ha asegurado durante una conferencia en la Real Academia Nacional de Medicina (RANM) organizada por la Cátedra de Medicina Humanitaria ASISA-Universidad Rey Juan Carlos (URJC), recordando que el objetivo es reducir la incidencia y la mortalidad en un 90 por ciento en el año 2030 y erradicarla por completo en al menos 35 países.
Entre los años 2000 y 2015 se ha pasado de 260 a 200 nuevos casos anuales, mientras que la mortalidad se ha reducido a la mitad, de 900.000 a 430.000 fallecimientos anuales.
Pero, pese a estos avances, los últimos datos que se presentarán en unos días en Nueva Delhi (India) son poco alentadores ya que todas las regiones salvo Europa se alejan de los objetivos marcados.
Así, ha explicado Alonso, en África el 43 por ciento de la población no tiene acceso a ningún medio de control vectorial (mosquiteras, insecticidas, etcétera); el 69 por ciento de las mujeres embarazadas no recibe una medicación segura y barata que reduce la morbilidad y mortalidad neonatal; y el 36 por ciento de los niños con fiebre no recibe ningún tratamiento.
De hecho, el 80 por ciento de todos los casos de malaria se concentran en 15 países, todos ellos del África Subsahariana excepto la India.
Para conseguir los objetivos fijados, Alonso ve necesario acelerar los esfuerzos en investigación y desarrollo, y tener en cuenta todos los elementos regulatorios y financieros que se necesitan para sostener esta estrategia mundial. Y sobre este último aspecto, reconoció el elevado coste del programa, que prevé elevar la inversión hasta 6.400 millones de dólares al año en 2020 y hasta 8.700 millones anuales en 2030.
Asimismo, ha destacado los retos biológicos de la enfermedad, que pasan por abordar la resistencia a los insecticidas, las artemisilinas y al fármaco asociado a ellas; y la capacidad de algunos parásitos de hacer delecciones de su gen HRP2 que codifica las proteínas que son la base de los test de diagnóstico rápido.
"Es un problema de salud pública que necesita a la ciencia para guiar todos los esfuerzos", ha defendido este dirigente de la OMS, que ha pedido desarrollar nuevos tipos de insecticidas y test de diagnóstico, avanzar en el desarrollo de las vacunas y mantener programas y políticas a largo plazo.