MADRID 28 Ago. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de investigación de la Universidad de Keio (Japón) ha descubierto que los análogos del péptido similar al glucagón-2 (GLP-2) pueden remodelar profunda y beneficiosamente el entorno intestinal, lo que podría beneficiar a los pacientes con síndrome del intestino corto.
El síndrome del intestino corto (SIC) representa una de las afecciones más difíciles en gastroenterología, ya que afecta a pacientes que han perdido partes importantes del intestino delgado debido a cirugía, enfermedad o anomalías congénitas. Los pacientes con SIC suelen sufrir desnutrición crónica y dependen en gran medida de la nutrición parenteral (intravenosa), lo que puede afectar gravemente a su calidad de vida y suponer una carga considerable para los sistemas sanitarios.
Aunque el pronóstico del SIC ha mejorado en los últimos años, las complicaciones potencialmente mortales, como las infecciones sanguíneas relacionadas con el catéter y la insuficiencia hepática debida a la nutrición parenteral, siguen siendo motivo de gran preocupación.
Los análogos del péptido similar al glucagón tipo 2 (GLP-2), en particular el teduglutide, se han convertido en un avance significativo en el tratamiento del SIC. Estos compuestos ayudan a los pacientes a mejorar la absorción de nutrientes y a reducir su dependencia de la nutrición parenteral al imitar el efecto del GLP-2, una hormona intestinal responsable de mantener la salud intestinal.
Lamentablemente, aunque su eficacia clínica está bien establecida, la forma precisa en que estos tratamientos actúan a nivel celular dentro del cuerpo humano sigue sin estar clara. Más concretamente, se desconoce en gran medida la forma en que estas moléculas afectan a las células epiteliales y a las células inmunitarias del intestino, así como la forma en que influyen en la microbiota intestinal. Comprender estos mecanismos es fundamental para optimizar las terapias actuales del SIC.
Para abordar esta laguna de conocimiento, un equipo de investigación dirigido por la profesora adjunta Yumi Kudo, del Departamento de Cirugía Pediátrica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Keio (Japón), llevó a cabo el primer estudio longitudinal exhaustivo que examina cómo la terapia con análogos del GLP-2 transforma el entorno intestinal a nivel celular. El estudio, en el que también participaron el profesor asociado Tomohisa Sujino, el profesor Akihiro Fujino y el profesor adjunto sénior Yohei Yamada, de la Universidad de Keio, se ha publicado en la revista 'JCI Insight'.
Los investigadores hicieron un seguimiento de cinco pacientes varones con SIC durante un año de tratamiento con teduglutida. Recogieron biopsias de tejido intestinal, muestras de sangre y muestras de la microbiota intestinal de los pacientes en tres momentos: antes del inicio del tratamiento, a los seis meses de tratamiento y a los 12 meses de tratamiento.
Mediante la técnica de secuenciación de ARN unicelular, los investigadores pudieron examinar células individuales e identificar cómo cambiaban las diferentes poblaciones celulares a lo largo del tiempo. Además, utilizaron la secuenciación del ARN ribosómico para monitorizar los cambios en la composición de la microbiota intestinal y la población celular a lo largo del tiempo. Este enfoque longitudinal proporcionó información detallada sobre las transformaciones progresivas del entorno intestinal durante la fase de tratamiento.
REMODELACIÓN DEL ECOSISTEMA INTESTINAL
Sus hallazgos revelaron una amplia remodelación del ecosistema intestinal tras el tratamiento. Los pacientes mostraron mejoras clínicas significativas, entre ellas aumento de peso, menor necesidad de nutrición intravenosa y aumento de los niveles de biomarcadores séricos que indican una mejor absorción de nutrientes. A nivel celular, los investigadores descubrieron que el tratamiento con el análogo GLP-2 promovía la expansión de las vellosidades (estructuras que absorben nutrientes) y las criptas intestinales.
Además, la población de células T reguladoras, que ayudan a controlar la inflamación, aumentó sustancialmente, mientras que la de células Th2 inflamatorias disminuyó. La microbiota intestinal también se volvió más diversa, con una mayor diversidad alfa y un aumento de la producción bacteriana de ácidos grasos de cadena corta, compuestos que apoyan la función de barrera intestinal y regulan las respuestas inmunitarias.
Tras un minucioso análisis, el equipo descubrió que las células que expresaban genes relacionados con el sistema inmunitario (grupo Top1 que expresa MCH I/II) disminuían, mientras que las células especializadas en la absorción de nutrientes (enterocitos-Top2 y grupos intermedios) aumentaban. Este cambio sugería que la terapia con análogos del GLP-2 conduce a adaptaciones beneficiosas para los pacientes que padecen mala absorción.
"Nuestros hallazgos indican que los análogos del GLP-2 remodelan la inmunidad intestinal y la microbiota, lo que favorece un entorno menos inflamatorio y promueve la eficiencia en la absorción de nutrientes. Estos conocimientos ofrecen una comprensión más profunda del papel de los análogos del GLP-2 en la adaptación intestinal y proporcionan una base para perfeccionar las estrategias clínicas para el tratamiento del SIC", explica Kudo.
MÁS ALLÁ DEL SÍNDROME DEL INTESTINO CORTO
Los investigadores resaltan que estos resultados tienen importantes implicaciones más allá del SIC. Los análogos del GLP-2 podrían beneficiar potencialmente a los pacientes que requieren inmunosupresión, como los que se han sometido a un trasplante de médula ósea u órgano. Al promover un entorno intestinal menos inflamatorio y mejorar la absorción de nutrientes, estas terapias también podrían ayudar a abordar los problemas de malabsorción comunes en los pacientes inmunodeprimidos.
"Según nuestro conocimiento, este es el primer estudio quse proporciona pruebas basadas en humanos que respaldan la eficacia de los análogos del GLP-2. También representa un raro ejemplo de investigación traslacional inversa, en la que los hallazgos clínicos preceden e informan la investigación básica posterior", concluye Sujino.