MADRID, 15 Feb. (EUROPA PRESS) -
Una investigación liderada por los científicos de la Escuela Nacional de Sanidad del ISCIII observa que hay relación estadísticamente significativa entre los niveles de ruido ambiental y el número de casos, y las hospitalizaciones por Covid-19, pero no con los fallecimientos.
La investigación, liderada por Julio Díaz y Cristina Linares, estudia los factores ambientales en relación con la COVID-19 se ha centrado sobre todo en variables meteorológicas y contaminación química. Pero la contaminación acústica es también un factor de riesgo relacionado con la evolución y el empeoramiento de diversas enfermedades, como las cardiovasculares, respiratorias y la diabetes, entre otras.
Por ello, Linares y Díaz, junto con un equipo de la Universidad Politécnica de Madrid e investigadores de la Universidad Técnica de Dinamarca, han estudiado la posible influencia en COVID-19 de diversas variables ligadas al ruido.
El trabajo está realizado en la Comunidad de Madrid entre el 1 de febrero y el 31 de marzo de 2020, se analizaron la media de los niveles de contaminación acústica tanto diarios como promediados en 14 días; los ingresos hospitalarios; las admisiones en UCI y la mortalidad asociada a la enfermedad. Para controlar la influencia de posibles factores ajenos relacionados, se controlaron las emisiones contaminantes de dióxido de nitrógeno (NO2) y de partículas PM10, además de variables de control ligadas a la estacionalidad.
Los modelos obtenidos en la investigación sugieren que, en el análisis univariado, el ruido se asocia a una mayor incidencia de la COVID-19 y a más ingresos hospitalarios y admisiones en UCI, pero no a fallecimientos causados por la enfermedad. Con respecto a los modelos que incluían simultáneamente otras variables, como los contaminantes NO2 y PM10, los resultados señalan que los niveles de ruido se relacionan de forma individual con la enfermedad: pese a la existencia de colinealidad entre el NO2, PM10 y el ruido, hay evidencias de que la influencia del ruido es independiente de este tipo de contaminación atmosférica química.
El estudio también señala posibles variables que explican la asociación entre los niveles de ruido y la COVID-19: la influencia de los niveles de ruido en el sistema inmunitario debido al estrés biológico que puede generar; la relación entre el estrés psicológico derivado del ruido y el empeoramiento de enfermedades cardiorrespiratorias, y los posibles efectos del ruido en el sistema nervioso central, la actividad muscular, la presión sanguínea, la actividad gastrointestinal y los niveles respiratorios.
Además, también citan las alteraciones del sueño que puede causar el ruido, y el posible impacto de los niveles de ruido en el estrés oxidativo, un proceso celular que reduce la reacción del sistema inmunitario ante las infecciones.
Con estos resultados, los investigadores concluyen que los niveles de ruido pueden considerarse un factor coadyuvante en la incidencia y gravedad de la COVID-19 durante la primera ola en la Comunidad de Madrid. La cuestión de fondo que revela este trabajo es que el ruido es un contaminante que tiene un impacto en salud similar a la contaminación atmosférica química y, por tanto, debe considerarse como un problema de salud pública.