MADRID, 21 Sep. (EUROPA PRESS) -
Un artículo reciente, publicado por investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) en 'British Journal of Occupational Therapy', ha establecido recomendaciones de consenso nacional de herramientas de evaluación necesarias para la recuperación del miembro superior en pacientes que han sufrido un accidente cerebrovascular.
Un panel de 29 terapeutas ocupacionales de 11 comunidades autónomas participó en el estudio. Tras tres rondas, la tasa de abandono fue del 31 por ciento. De las 129 herramientas de evaluación propuestas, 23 alcanzaron consenso. De ellas, siete se clasificaron, según la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (CIF), en el componente de funciones y estructuras corporales; 11 en el de actividades; tres en el de participación; y dos como otros.
"Las recomendaciones resultantes tienen como objetivo ayudar a los terapeutas ocupacionales en la toma de decisiones sobre qué herramientas de evaluación escoger en la recuperación del miembro superior tras un accidente cerebrovascular, mejorando la calidad de la práctica clínica", destacan los autores.
"También tienen el potencial de reducir la heterogeneidad de las herramientas empleadas en la investigación, favoreciendo la realización de metaanálisis, esenciales para avanzar en la comprensión de la recuperación de las secuelas del accidente cerebrovascular. Sin embargo, las herramientas deberán revisarse y actualizarse periódicamente para reflejar los avances en el diagnóstico de la disfunción del miembro superior en el accidente cerebrovascular", añaden los investigadores.
LA NECESIDAD DE CONSENSO
El accidente cerebrovascular (ACV) es una de las principales causas de discapacidad en el mundo. Entre las secuelas que deja, destaca la afectación del miembro superior (MS), asociada con limitaciones en las actividades y restricciones en la participación. Por lo tanto, mejorar la funcionalidad del MS es un objetivo prioritario, destacan los investigadores.
La evaluación del MS tras un ACV es importante tanto en la práctica clínica como en la investigación. Para medir los déficits multidimensionales del MS y comprender su impacto en la vida, se puede emplear la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (CIF).
Sin embargo, en las guías de práctica clínica existe una falta de consenso sobre las herramientas que deberían utilizarse para la evaluación del MS después de un ACV, y existe una gran heterogeneidad entre países, lo cual hace necesario explorar las preferencias geográficas.
La actual falta de recomendaciones explícitas puede obstaculizar la comprensión de los mecanismos de recuperación y el diseño de tratamientos más efectivos. Además, en estudios Delphi recientes sobre herramientas de evaluación en ACV, los terapeutas ocupacionales estaban infrarrepresentados.