MADRID 6 Jun. (EUROPA PRESS) -
Uno de los análisis presentados por GEICAM en la reunión de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO) analiza el perfil mutacional de aquellos pacientes con cáncer de mama metastásico con receptores hormonales positivos (RH+) del estudio RegistEM (GEICAM/2014-03) que desarrollaron enfermedad metastásica después de la terapia endocrina adyuvante, e identifica grupos de pacientes con una enfermedad altamente agresiva, asociada a un peor pronóstico, proporcionando información sobre alteraciones genómicas tratables.
El momento de la recaída es determinante en lo que se refiere a la respuesta terapéutica y supervivencia, pues los pacientes en los que se presenta resistencia primaria (recaída en los dos primeros años de terapia endocrina adyuvante), secundaria (tras los dos primeros años o antes del año de completar la terapia endocrina adyuvante) o con sensibilidad a la terapia endocrina (recaída tras el primer año de completar el tratamiento endocrino adyuvante), constituyen grupos clínicamente diferentes.
"Las pacientes con resistencia primaria tienen peor respuesta a la primera línea de tratamiento y peor supervivencia global que las que presentan resistencias secundarias o recaídas hormonosensibles", explica el doctor Ángel Guerrero-Zotano, investigador de GEICAM y oncólogo médico del Instituto Valenciano de Oncología (IVO).
Asimismo, han sido identificadas en el ADN tumoral circulante de los pacientes con resistencia primaria y secundaria a terapia endocrina alteraciones genómicas asociadas a un mal pronóstico en términos de supervivencia. Se trata de alteraciones genómicas tratables, para las que se dispone de fármacos, entre las que destacan mutaciones en el receptor estrogénico (gen ESR1) y en el gen del receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR, por sus siglas en inglés).
"Siempre hemos sabido que la vía EGFR está implicada en la resistencia a la terapia hormonal adyuvante en enfermedad avanzada, pero disponer de un mayor conocimiento nos ayudará a usar los fármacos adecuados y a seleccionar de forma correcta a los pacientes que se pueden beneficiar de estos fármacos", señala el doctor Ángel Guerrero-Zotano.
En la reunión anual de ASCO también se han presentado nuevos datos del ensayo clínico GEICAM/2003-11_CIBOMA/2004-01, que evidenció la necesidad clínica de identificar subgrupos de pacientes con cáncer de mama triple negativo --el más agresivo, de peor pronóstico y con menos opciones terapéuticas-- que realmente puedan beneficiarse de tratamientos aprobados para esta enfermedad.
Análisis previos en pacientes de este estudio demostraron un beneficio clínico en el uso de capecitabina tras completar la quimioterapia (neo)adyuvante en aquellas pacientes con tumores triple negativos de subtipo no basal (el 26% del total de pacientes del estudio GEICAM_CIBOMA).
El doctor Miguel Martín, presidente de GEICAM y otro de los investigadores principales de este trabajo, considera que "estos resultados son muy relevantes para adaptar potencialmente el estándar de tratamiento del subgrupo específico de subtipo no basales, mediante su identificación a través de un test de evaluación de FOXC1 por inmunohistoquímica, muy fácil de incluir en el diagnóstico clínico habitual".
DIFERENCIAS PREDICTIVAS EN EL CÁNCER DE MAMA EN VARÓN
Nuevos datos presentados en esta cita científica del Registro Nacional de Cáncer de Mama en el Varón (GEICAM/2016-04), impulsado por GEICAM, indican que el Ki67 (biomarcador de proliferación) no es igual como factor pronóstico en la población masculina que en la femenina.
"Este registro nos va a permitir descubrir otros determinantes biológicos que distingan dentro de esta gran población del 90 por ciento de los pacientes varones con cáncer de mama con receptores hormonales positivos otros biomarcadores distintos a Ki67, y así poder discriminar entre los grupos pronósticos que pueden tener un tratamiento distinto", señalan desde GEICAM.
También se han presentado los resultados del análisis del estudio CARABELA (GEICAM/2019-01). Revela que en pacientes con cáncer de mama con receptores hormonales positivos (RH+) y HER2 negativo y altos niveles de proliferación, el tratamiento neoadyuvante con hormonoterapia (letrozol) combinado con el inhibidor de CDK4/6 (abemaciclib) sin quimioterapia no alcanza una respuesta patológica en términos de carga tumoral residual comparable a la de la quimioterapia estándar.
En concreto, el trabajo estudia el valor predictivo del biomarcador Ki67 (biomarcador de proliferación) antes y durante la terapia neoadyuvante y el índice sobre el riesgo de recaída mediante el análisis genético 'Oncotype DX Breast Recurrence Score', para poder seleccionar a las pacientes que se beneficiarán o serán resistentes al tratamiento y estudiar los mecanismos de evasión de las células tumorales al tratamiento con la combinación de letrozol y abemaciclib.
Los resultados indican que los pacientes con tumores altamente proliferativos con un índice Ki67 superior al 40 por ciento o aquellos con un índice de recaída elevado (superior a 25) tienen mejores tasas de respuesta patológica cuando se tratan con quimioterapia, y sugieren que el tratamiento sistémico solamente con letrozol más abemaciclib puede ser insuficiente.
Estos hallazgos pueden sugerir que quizás se pueda prescindir del uso de la quimioterapia en pacientes con bajos niveles de proliferación o una firma 'Oncotype DX Breast Recurrence Score' por debajo de 25, independientemente de cómo de grandes sean los tumores.
BIOMARCADORES PARA PREDECIR LA PROGRESIÓN DE LA ENFERMEDAD
El Grupo también ha presentado resultados de dos análisis traslacionales del estudio FLIPPER (GEICAM/2014-12), un ensayo clínico fase II que ha demostrado el beneficio de administrar palbociclib (inhibidor de CDK4/6) junto a la terapia endocrina (fulvestrant) como primera línea de tratamiento en pacientes postmenopáusicas con cáncer de mama metastásico con receptores hormonales positivos (RH+) y HER2 negativo, sensible a la terapia endocrina.
"Sin embargo, existe un porcentaje importante de pacientes, hasta un 30 por ciento, que son resistentes a este tratamiento, mostrando una rápida progresión de la enfermedad; por tanto, es prioritario buscar biomarcadores que permitan identificar a estas pacientes que no se benefician de la utilización de la combinación de fulvestrant con palbociclib, para ofrecer alternativas terapéuticas que puedan resultar más eficaces en este contexto", expresa el doctor Rojo, investigador principal del análisis.
Estos dos estudios traslacionales cuyos resultados se han expuesto durante la reunión responden al objetivo global de identificar nuevos biomarcadores predictivos de resistencia al tratamiento en pacientes con cáncer de mama metastásico RH+ HER2-, el subtipo de cáncer de mama más frecuente (70%).
Por tanto, según el doctor Rojo, "el análisis ha demostrado que la utilización de una NGS de alta sensibilidad, que puede ser implementada en muchos de los laboratorios asistenciales del Sistema Nacional de Salud, garantiza una elevada capacidad de detectar alteraciones en plasma, incluso a muy baja frecuencia en sangre".
El segundo análisis del estudio Flipper presentado en ASCO también se dirige hacia la búsqueda de biomarcadores en sangre para identificar a pacientes con riesgo de progresión precoz y predecir el beneficio de inhibidores de quinasas dependientes de ciclinas, que sean de fácil determinación, que puedan incorporarse en la práctica clínica y utilizarse en el diseño de ensayos de manera más racional.
Los resultados indican que los niveles basales de actividad enzimática de timidina kinasa (TKa) plasmática, biomarcador de proliferación tumoral, antes y durante la terapia, pueden predecir la eficacia de añadir palbociclib al tratamiento con fulvestrant y se asocian con la supervivencia libre de progresión y supervivencia global.