MADRID, 17 Dic. (EUROPA PRESS) -
Un ensayo internacional liderado por Adaptive Biotechnologies y Microsoft, con la colaboración de la Unidad CRIS contra el cáncer de Tumores Hematológicos del Hospital 12 de Octubre, ha identificado nuevas potenciales dianas para atacar terapéuticamente al virus del COVID-19 gracias a la gran cantidad de muestras estudiadas y a las técnicas de análisis de datos de última generación.
El resultado de esta sinergia internacional con 51 hospitales, en la que CRIS contra el cáncer con el servicio de hematología ha sido la que más muestras ha aportado de pacientes infectados o recuperados de Covid (1.500), se ha enviado a publicar y dibuja un esperanzador panorama.
"Este estudio servirá para desarrollar test genético más precisos que los que hay ahora, también para identificar qué proteínas son las mejores para diseñar en el futuro mejores vacunas y se ha comprobado que el cien por cien de los enfermos tienen inmunidad o defensa de las células de los linfocitos frente al coronavirus, porque hasta ahora se estudiaban los anticuerpos pero esto sirve para saber que el cien por cien de las personas que tienen el coronavirus desarrollan inmunidad específica celular, lo cual tranquiliza bastante. Este estudio ayuda a nuevas formas de diagnosticar el coronavirus y nuevas formas de atacar el coronavirus. Ayudará a dos cosas: a diseñar fármacos específicos sobre las proteínas más relevantes y también para diseñar vacunas mejores", explica Joaquín Martínez, Jefe de Hematología y director de la Unidad CRIS de Tumores Hematológicos.
Al enfrenarse a una infección vírica como la del coronavirus, el organismo lo combate de dos formas: liberando anticuerpos contra el virus y por medio de unas células denominadas linfocitos T, que detectan y destruyen a las células infectadas, en lo que se denomina respuesta celular.
El organismo humano tiene millones de linfocitos T distintos, cada uno es capaz de reconocer una amenaza diferente y lograr identificar cuáles son los especialistas en atacar las distintas partes de este coronavirus abre una vía de esperanza ya que permite conocer mejor cómo se produce la respuesta inmunitaria contra el virus, diseñar nuevas terapias más efectivas, predecir qué pacientes no van a responder e incluso mejorar el diseño de nuevas vacunas.
En este estudio se ha comprobado que los pacientes que han superado la infección tienen linfocitos T contra la proteína S (contra la que se están desarrollando la mayoría de las vacunas), pero también frente a otras proteínas menos estudiadas, algo muy relevante para poder desarrollar nuevas líneas más eficaces de tratamiento. "Evidentemente esta pandemia demostrando que la investigación es clave", incide el director de la Unidad CRIS de Tumores Hematológicos.
Otro de los resultados importantes de este estudio es que sabiendo qué linfocitos son importantes para responder frente al coronavirus, los nuevos datos podrían ayudar a predecir qué pacientes tienen los linfocitos adecuados o no para combatir la infección, lo que ayudaría a identificar a los pacientes con más riesgo de desarrollar síntomas graves.
"En CRIS contra el cáncer sabemos que la investigación es el único camino para ganar al cáncer o al COVID-19. Desde la irrupción de la pandemia, y sin desviar recursos a la investigación de cáncer, hemos querido apoyar diversos ensayos con nuestras vanguardistas Unidades CRIS y nuestros reputados investigadores. Además, gracias al Fondo CRIS COVID y Cáncer, con ayuda de socios, donantes y empresas solidarias, hemos podido abrir tres ensayos propios con grandes resultados y desde aquí me gustaría concienciar a la gente de lo vital que es la investigación y la necesidad de apoyarla para vencer al COVID-19, al cáncer y cualquier otra enfermedad", ha celebrado la directora de CRIS contra el cáncer, Marta Cardona.
Finalmente, la tecnología utilizada ha permitido detectar linfocitos T especializados frente al coronavirus al menos hasta 3 meses posteriores a la infección. Esto permitiría diseñar un test para determinar si un paciente ha pasado la enfermedad que fuera más fiable que los tests de anticuerpos, que en ocasiones desaparecen antes de los tres meses.