MADRID, 31 Ene. (EUROPA PRESS) -
Un estudio publicado en la revista 'Nature Neuroscience' ha identificado unos biomarcadores cerebrales que pueden ser claves para el desarrollo de estrés postraumático (TEPT). Sus hallazgos revelan distintos patrones de cómo el cerebro y el cuerpo responden al peligro y la seguridad en el aprendizaje, dependiendo de la gravedad de los síntomas.
Estos hallazgos podrían ayudar a explicar por qué los síntomas del TEPT pueden ser graves para algunas personas pero no para otras. "Los investigadores han pensado que la experiencia del TEPT, en muchos sentidos, es una respuesta sobredimensionada para sobrevivir a una experiencia amenazadora. Este estudio aclara que aquellos que tienen los síntomas más graves pueden parecer comportamentalmente similares a los que tienen síntomas menos graves, pero están respondiendo a las señales de maneras sutilmente diferentes pero profundas", explica una de las autoras, Susan Borja.
El TEPT es un trastorno que a veces puede desarrollarse después de la exposición a un evento traumático. Las personas con trastorno de estrés postraumático pueden experimentar pensamientos y recuerdos intrusivos y aterradores del evento, experimentar problemas para dormir, sentirse desprendidos o adormecidos, o pueden asustarse fácilmente.
Una teoría que explica por qué se desarrollan algunos síntomas del trastorno de estrés postraumático sugiere que durante un evento traumático, una persona puede aprender a ver a las personas, ubicaciones y objetos que están presentes como peligrosos si se asocian con la situación de amenaza. Si bien algunas de estas cosas pueden ser peligrosas, algunas son seguras. Los síntomas del trastorno de estrés postraumático se producen cuando estos estímulos seguros continúan provocando respuestas temerosas y defensivas mucho después de que se haya producido el trauma.
A pesar de la importancia de esta teoría, la forma en que se produce este aprendizaje no se comprende realmente bien. En este estudio, investigadores de varias universidades estadounidenses examinaron cómo los ajustes mentales realizados durante el aprendizaje y la forma en que el cerebro los rastrea se relacionan con la gravedad de los síntomas del TEPT.
En este estudio, veteranos de guerra con niveles variables de gravedad en los síntomas completaron una tarea en la que dos rostros humanos ligeramente enfadados se emparejaron con un estímulo ligeramente aversivo. Al analizar más detenidamente los datos, encontraron que los veteranos altamente sintomáticos respondieron con mayores rectificiones en su activación fisiológica y en varias regiones del cerebro a señales que no predijeron lo que habían esperado.