MADRID, 24 Oct. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) ha mostrado cómo la esquizofrenia afecta tanto a la célula individual como a las redes celulares regionales del cerebro.
Cuando se toma una muestra de tejido cerebral, lo único que el análisis suele mostrar es una media de todos los tipos de células presentes. Y como hay muchos tipos de células en nuestro cerebro (neuronas y otras), se obtiene una especie de batido celular, que hace difícil, si no imposible, distinguir las células, y mucho menos estudiarlas.
Ahora, esta investigación, publicada en la revista científica 'Science Advances', ha aplicado un nuevo método para analizar las neuronas una a una con el fin de revelar información hasta ahora inalcanzable sobre ellas.
Los investigadores estudiaron concretamente el tejido cerebral post mortem de pacientes adultos con esquizofrenia con muestras de control de cerebros no esquizofrénicos.
"El cerebro humano tiene un tejido muy heterogéneo con cientos de tipos de neuronas. Identificamos exactamente las neuronas más afectadas por la esquizofrenia, la posición de estas neuronas en el cerebro humano y lo que está mal en estas neuronas. Vemos los genes que cambian su expresión y dañan la señalización neuronal general, e incluso cómo se ven afectadas las posibles redes neuronales", explica Konstantin Khodosevich, uno de los responsables del estudio.
Los investigadores señalan que en su análisis observan diferentes tipos de esquizofrenia, pero que no disponen de datos suficientes para analizar todos los subgrupos de la enfermedad.
Al encontrar las neuronas más afectadas en la esquizofrenia en su conjunto, el equipo de investigación señala que estas neuronas podrían muy bien ser también la próxima diana de tratamiento.
"Ahora que conocemos las neuronas más afectadas, podemos intentar dirigirnos a ellas para aliviar algunos de los síntomas que conlleva la enfermedad. Ahora también conocemos los cambios moleculares en estas neuronas. Esto nos da la posibilidad no sólo de aliviar los síntomas, sino también de tratar la esquizofrenia en una fase temprana de la ventana terapéutica, que es durante la maduración del cerebro hasta los 20-25 años de edad", ha comentado Khodosevich.
Los investigadores descubrieron una red de neuronas más afectadas por la esquizofrenia. En concreto, demuestran que se trata de las capas superiores del córtex prefrontal, la región del córtex que interviene en las funciones cerebrales cognitivas superiores, como el aprendizaje y la memoria y la cognición general.
Los investigadores tomaron muestras de tejido de 25 cerebros, de los cuales la mitad tenía esquizofrenia y la otra mitad no. Separaron unas 220.000 neuronas en las muestras de tejido cerebral con esquizofrenia y las analizaron por separado.
Descubrieron que la región más afectada por la esquizofrenia se encuentra en el córtex prefrontal superior, que es una línea fina de uno a tres milímetros que cubre la parte frontal del cerebro. Los cerebros con esquizofrenia tenían muchos más cambios en esta zona que en el cerebro no esquizofrénico. Los investigadores encontraron redes neuronales distintas en el córtex prefrontal superior que podrían ser responsables de los síntomas generales de la enfermedad.
Y, volviendo al análisis de las neuronas, también descubrieron que no es sólo un tipo de neuronas el que se ve afectado por la enfermedad, sino una red de tipos de neuronas.
"Nuestros resultados sugieren que para el tratamiento de la esquizofrenia no debemos dirigirnos a un tipo de neuronas, sino a su red global. Incidir en esta red o conjunto de células podría ayudar a restablecer la función deteriorada de estas neuronas", ha detallado Khodosevich.
Se sabe por investigaciones anteriores que, a nivel biológico, la producción de energía de las neuronas del córtex prefrontal funciona mal en la esquizofrenia. Ello favorece los procesos de desarrollo de estas células.
El área en su conjunto sufre continuos cambios estructurales durante la juventud y debería detenerse y permanecer estable a partir de los 20-25 años. Pero en el caso de la esquizofrenia, esta región del cerebro presenta un crecimiento o una mayor actividad, lo que contribuye a producir los síntomas.