MADRID, 16 Ago. (EUROPA PRESS) -
La estimulación cerebral profunda (ECP) dirigida al núcleo dentado (que regula en el cerebro el control fino de los movimientos voluntarios, la cognición, el lenguaje y las funciones sensoriales) es segura y factible para rehabilitar a pacientes que han sufrido un ictus, según un estudio en humanos realizado por investigadores de la Clínica Cleveland (Estados Unidos).
La investigación, publicada en la revista científica 'Nature Medicine', también muestra que la mayoría de los participantes (nueve de 12) demostraron mejoras tanto en el deterioro motor como en la función.
Y lo que es más importante, el estudio descubrió que los participantes con al menos una preservación mínima de la función motora distal en el momento de la inscripción mostraron mejoras que casi triplicaban sus puntuaciones iniciales.
"Estos resultados son tranquilizadores para los pacientes, ya que los participantes en el estudio habían estado incapacitados durante más de un año y, en algunos casos, tres años después del ictus. Esto nos brinda una oportunidad potencial para introducir mejoras muy necesarias en la rehabilitación en las fases crónicas de la recuperación del ictus. Las implicaciones en la calidad de vida de los participantes en el estudio que respondieron a la terapia han sido significativas", ha detallado Andre Machado, uno de los líderes de la investigación.
En el ensayo participaron 12 personas con hemiparesia crónica de moderada a grave de la extremidad superior como consecuencia de un ictus unilateral de la arteria cerebral media entre 12 y 36 meses antes. No hubo complicaciones importantes a lo largo del estudio. Nueve de los 12 participantes mejoraron hasta un grado que se considera significativo en la rehabilitación del ictus.
Cada participante se sometió a una intervención de ECP, que consistió en la implantación quirúrgica de electrodos en una parte del cerebro llamada cerebelo. Una vez conectados a un dispositivo similar a un marcapasos, los electrodos se utilizaron para administrar pequeños impulsos eléctricos que ayudaran a las personas a recuperar el control de sus movimientos.
Tras el alta y la recuperación de la operación, los participantes completaron meses de fisioterapia, primero con el dispositivo de ECP apagado durante varias semanas y luego encendido durante cuatro a ocho meses. Fue después de encender el dispositivo cuando se observaron las mejoras más significativas.
"Los datos de seguridad y viabilidad de este estudio inicial, combinados con las posibles mejoras sintomáticas, respaldan sin duda la necesidad de realizar ensayos adicionales de mayor envergadura para comprobar si la ECP cerebelosa es realmente un tratamiento potencial para el deterioro motor tras un ictus", ha apuntado el doctor Brooks Gross, director del programa del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos e Ictus de Estados Unidos.
El ictus es la principal causa de discapacidad a largo plazo. Aunque la mayoría de los pacientes sobreviven a la fase aguda, es probable que los problemas neurológicos persistentes pongan en peligro la calidad de vida y la productividad, ya que aproximadamente el 50 por ciento de los supervivientes siguen presentando discapacidades graves que requieren asistencia en las actividades cotidianas.