NUEVA YORK, 29 Jun. (Reuters/EP) -
Investigadores de la Macquarie University en Nueva Gales del Sur (Australia) aseguran que el uso de herramientas 'on-line' puede servir para reducir los síntomas de los pacientes con dolor crónico e incluso reducir las visitas al médico, según los resultados publicados en la revista 'Pain'.
En el trabajo los autores probaron una serie de tutoriales para el manejo del dolor extraídos de una web elaborada por pacientes que llevaban más de seis meses con dolor. Y con independencia de sus visitas al médico y el grado de sufrimiento, todos ellos redujeron de forma significativa su discapacidad y su ansiedad.
"Aunque los programas para el manejo del dolor que se basan en visitas personales son importantes, muchos adultos con dolor crónico pueden beneficiarse de programas a través de Internet, y muchos de ellos apenas necesitarán estar en contacto con el médico para beneficiarse", según ha reconocido Blake Dear, autor del estudio.
Dear y su equipo reclutaron a un total de 490 pacientes adultos que habían acudido al médico por su dolor crónico en los últimos tres meses, no presentaban una enfermedad psicótica o una depresión y disponían de un ordenador en casa con acceso a Internet.
Los participantes fueron divididos en tres grupos de tratamiento para recibir los tutoriales 'on-line', en función de si junto a ellos se les ofrecía un contacto regular con su médico (por teléfono o correo electrónico), lo hacían de forma opcional o no tenían acceso a él (salvo problemas técnicos).
Además, se incluyó un cuarto grupo de control que continuó con su tratamiento habitual pero fueron avisados de su próximo uso de estas herramientas digitales.
El grupo con un contacto regular con su médico recurrió a ellos durante una media de 68 minutos a lo largo de ocho semanas, en comparación con los 13 minutos de media de aquellos que podían hacerlo de forma opcional, y los apenas 5 minutos del grupo sin contacto.
Durante ese tiempo, los pacientes lograron reducir al menos un 18 por ciento su grado de discapacidad, un 32 por ciento la ansiedad, un 36 por ciento la depresión y un 12 por ciento el grado de dolor más habitual.
Estas mejoras se mantuvieron e incluso mejoraron después de tres meses, y no hubo diferencias significativas en función del contacto que tuvieran con su médico. Además, los resultados fueron significativamente mejores que el grupo que estaba en lista de espera.
Los autores reconocen que una de las limitaciones del estudio es que no se analizó el tratamiento utilizado por cada paciente, lo que hace imposible saber si podría condicionar las mejoras.