MADRID 9 Abr. (EUROPA PRESS) -
En España se ha duplicado el número de diagnósticos en poco más de una década y ha aumentado considerablemente la gravedad de los casos, explica el alergólogo, miembro de Asociación Española de Alérgicos a Alimentos y Látex (AEPNAA) y secretario de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), el doctor Pedro Ojeda.
"Estamos siendo testigos de un aumento de los casos más complejos en los que suceden alergias a varios grupos de alimentos en un mismo individuo, lo que complica notablemente la dieta y las relaciones sociales de estas personas", advierte.
Con motivo de la Semana Mundial de la Alergia que se celebra esta semana, AEPNAA alerta sobre este fenómeno, cuya prevalencia mundial se sitúa ya cerca del 8% en niños y del 3% en adultos. "Nos encontramos ante un problema de salud muy frecuente", explica la alergóloga del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y miembro del Comité Científico de AEPNAA, la doctora Belén de la Hoz.
Esta experta, que destaca que es fundamental un correcto diagnóstico alergológico, recuerda que, "aunque ya se está desarrollado alguna solución terapéutica", aún se está muy lejos de encontrar una solución definitiva para todos los afectados; por lo que en la mayoría de las ocasiones, "el paciente y su entorno se deben mantener alerta para la evitar los alimentos a los cuales son alérgicos", añade.
La alergia a alimentos, que se produce cuando una persona reacciona exageradamente al contacto, ingestión o inhalación de un alimento, puede provocar desde reacciones leves (erupciones, urticaria, picor, tos, asma, diarrea o vómitos) a reacciones graves o muy graves (desde dificultad respiratoria, hipotensión, opresión torácica, palpitaciones o mareo, hasta 'shock' anafiláctico con riesgo de muerte).
En España, las frutas son el primera alimento causante de alergia, seguido de los frutos secos, los mariscos y los pescados. En niños españoles, las alergias alimentarias más frecuentes son la leche y el huevo.
EL DÍA A DÍA
La alergia alimentaria limita profundamente las actividades sociales, escolares y labores de quienes las padecen y sus familiares. Aspectos como la escolarización de un niño con una alergia grave o aspectos meramente de ocio, como comer fuera de casa con un alérgico son sólo algunos ejemplos de actividades cotidianas que se tornan verdaderamente complicadas para los afectados.
"Hacer la compra en el supermercado, acudir a una reunión familiar o un cumpleaños, o salir de excursión con el colegio, todo esto son actividades que suponen un increíble reto tanto para los propios alérgicos a alimentos como para sus familias. La sociedad no está suficientemente concienciada y la calidad de vida de los niños y adultos alérgicos a alimentos no es la deseable" señala Nuria Miguel, miembro de la Junta Directiva de AEPNAA.
Los alérgicos, añade, se encuentran además con serias dificultades en lo que respecta a los etiquetados de alimentos, que son insuficientes o poco clarificadores en un alto porcentaje de los casos. Alérgenos no declarados y etiquetas que no aclaran la verdadera composición del alimento son algunas de las barreras que hacen tan difícil la vida del alérgico.
"Para las personas con alergias a los alimentos, las etiquetas de ingredientes son como un libro al que le faltan unos cuantos capítulos, es decir, un libro que no cuenta la historia completa", concluye.