MADRID, 27 Feb. (INFOSALUS) -
Vivimos en una sociedad en cierto sentido bastante hipocondríaca, en la que el incremento de la información y los avances tecnológicos en salud llevan en ocasiones a una excesiva preocupación por trastornos y enfermedades e incluso a un autodiagnóstico que, cuando menos, puede generar ansiedad y preocupación.
Según explica a Infosalus Jerónimo Saiz, Patrono de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental y vocal de la Sociedad Española de Psiquiatría, la hipocondría es una actitud marcada por una preocupación excesiva y no motivada sobre la salud.
En este sentido, se desarrollan toda una serie de comportamientos que podrían expresar la hipocondría en su sentido patológico como temores que promueven conductas dirigidas a no contagiarse, consultas y exploraciones médicas repetidas que tienen como objetivo localizar dolencias o incluso desarrollar síntomas de apariencia física que suponen una somatización de un trastorno psiquiátrico asociado como ansiedad o depresión.
"Existen personas, aunque en número reducido, en las que se desarrollan trastornos somatomorfos o somáticos con problemas sensoriales como ceguera, sordera o mudez o la aparición de dolores, fatigabilidad o problemas del aparato digestivo y que suelen en realidad asociarse con otros trastornos psiquiátricos como la depresión y la ansiedad", señala Saiz.
El caso más extremo, apunta el psiquiatra, es el del delirio hipocondríaco también llamado delirio de Cotard o delirio de negación, en el que el paciente tiene la creencia de haber muerto y estar notando cómo sus vísceras son devoradas por dentro por los gusanos o están pudriéndose.
"El síndrome de Cotard es una idea delirante asociada a la salud de forma similar a las presentes en el trastorno dismórfico corporal o dismorfofobia en el que el paciente cree que posee una deformidad física en la cara, la nariz o alguna parte de su cuerpo, para lo que busca intervenciones quirúrgicas que finalmente si se realizan no son de su agrado y suponen una continuidad del problema", aclara Saiz.
¿CUÁNDO ES PATOLÓGICA LA HIPOCONDRÍA?
La línea entre ser una persona aprensiva y la hipocondría patológica se encuentra en cómo esta actitud pasa a convertirse en una preocupación excesiva irracional, frecuente e invasiva que interfiere con la calidad de vida de la persona y altera su estado de ánimo ocasionando sufrimiento y preocupación continuas.
Según señala el psiquiatra, en estos casos es clave el análisis del problema para evaluar la necesidad de una intervención psicológica o de un tratamiento psiquiátrico en el que se utilicen además fármacos. No existe un perfil definido de la persona hipocondríaca ni un rango de edad en el que esta actitud esté más presente aunque parece existir un mayor número de mujeres que consultan sobre esta materia.
La hipocondría puede ser un síntoma de cualquier entidad psiquiátrica pero va muy unido por ejemplo al trastorno obsesivo-compulsivo en el que las obsesiones del paciente pueden girar en torno a la posibilidad de enfermar o de que enferme alguien de su familia a través de un contagio. Estas ideas obsesivas llevan a estas personas a realizar rituales continuos que consideran pueden librarles de la enfermedad o del contagio.
"Estamos en una sociedad en la que existe una gran preocupación por la salud y en parte se debe a que existe una confianza grande en la existencia de muchos recursos, avances técnicos, información y la existencia de una cobertura sanitaria global. La prevención natural puede suponer pasar por las pruebas de cribado indicadas sobre determinadas patologías a partir de determinada edad pero la hipocondría consiste en una preocupación constante y un sufrimiento asociados", señala Saiz.
DIFICULTADES EN EL TRATAMIENTO
El psiquiatra señala que la hipocondría supone un problema de difícil abordaje ya que constituyen conductas 'rebeldes' al tratamiento y el enfermo no llega a tener un juicio de anomalía o de que su situación es patológica y esta actitud tiende a permanecer a lo largo de la vida.
"Una persona hipocondríaca nota sensaciones en su cuerpo que antes no notaba con el simple hecho de preguntarle al respecto. Los sentidos de estas personas se encuentran de forma constante en situación de alerta ante todas las señales que perciben de su cuerpo, considerándolas un síntoma de alguna enfermedad grave", aclara Saiz.
Para el especialista, la profusión de información en Internet sobre enfermedades y la existencia de páginas web mal documentadas constituyen un caldo de cultivo para estas personas, en las que se generan miedo y ansiedad que ocasionan pensamientos circulares obsesivos y atemorizadores.
Saiz apunta que una ansiedad no neutralizada por los mecanismos de defensa naturales o la muerte o enfermedad grave de un familiar pueden ser el origen de esta actitud hipocondríaca.
"Además de intentar eludir la fijación en estas ideas hay que poner límites a las exploraciones y consultas médicas y buscar el apoyo social más cercano. Cuidar de la alimentación, el ejercicio físico y dormir lo suficiente son también una importante forma de protegerse de la hipocondría", concluye Saiz.