MADRID, 22 Oct. (EUROPA PRESS) -
Esta semana ha comenzado en muchas comunidades autónomas la campaña de vacunación contra la gripe ante el inicio de la circulación del virus, cuyo contagio se produce en el entorno laboral en uno de cada tres casos, especialmente en oficinas y ambientes cerrados, según datos del Área de Medicina del Trabajo de Premap.
Además de propiciar los contagios, el ámbito laboral también es uno de los más perjudicados por el inicio de la temporada gripal ya que se estima que hasta el 18 por ciento de las bajas laborales en España son como consecuencia de la gripe, según datos de la Asociación Española de Medicina del Trabajo.
Esto conlleva una pérdida de unas 60 millones de horas de trabajo, lo que representa un coste anual por bajas laborales y pérdida de productividad de unos 1.275 millones de euros cada año.
De igual modo, la incidencia de la enfermedad puede ser especialmente grave en las pequeñas empresas y autónomos, ya que si se produce el efecto contagio entre los empleados las bajas pueden afectar seriamente a la actividad.
Para prevenir la enfermedad y sus complicaciones, en caso de no poder evitar el contagio, la medida más eficaz es la vacunación, que tiene una especial rentabilidad entre la población trabajadora. Así, se calcula que reduce en un 44 por ciento las visitas al médico y hasta en un 70 por ciento el absentismo laboral y su correspondiente pérdida en la productividad, de ahí la importancia de las campañas de vacunación.
Pese a todo, los datos de 2015 de Premap Seguridad y Salud muestran como esta entidad sólo administró la vacuna de la gripe a solo un 0,5 por ciento del colectivo de más de 2 millones de trabajadores cuya vigilancia de la salud realiza la empresa. En total, fueron 12.000 las dosis que le fueron solicitadas a la compañía por sus empresas clientes.
No obstante, los empleados de Premap fueron más prevenidos que en otras empresas ya que más de 500 personas (un 23% de la plantilla) solicitaron ser vacunados el pasado año.
La cobertura es todavía inferior a la que se consigue con algunos de los grupos de riesgo definidos por el Ministerio de Sanidad para recomendar la vacunación, como es el caso de los mayores de 65 años. En este caso se administraron alrededor de 4,7 millones de dosis, que equivale al 56,1 por ciento de esta población.
Junto a los mayores hay determinados entornos laborales en los que sería deseable esta forma de prevención de la gripe, como profesionales sanitarios, personal de enseñanza y de instituciones geriátricas, miembros de las fuerzas de seguridad o conductores, además de las personas con determinadas situaciones personales (embarazadas o los mayores de 60 años) o patologías crónicas (diabetes, enfermedad renal, pulmonar, etcétera).
OTROS CONSEJOS, MÁS ALLÁ DE LA VACUNA
Y además de la vacuna, también es conveniente lavarse las manos con frecuencia y beber abundante líquido y no exponerse a cambios bruscos de temperatura (calefacción interior/frio exterior). Y si uno cree estar incubando el virus, mejor no seguir acudiendo al trabajo para evitar contagiar a otros compañeros.
A la hora de la transmisión de la enfermedad influye cómo esté el ambiente. Así, cuando la humedad es baja y se sitúa entre un 20 y 35 por ciento (como en los inviernos secos), las gotas producidas al hablar, toser o estornudar se evaporan por completo y el virus prolifera en el aire donde es fácilmente ingerido por otra persona.
Por el contrario, cuando la humedad alcanza niveles moderados (50%-84%) las gotitas no se evaporan del todo y el virus, atrapado con otras sustancias químicas, no puede propagarse.
Las personas enfermas son capaces de transmitir la enfermedad desde 24-48 horas antes del comienzo de los síntomas hasta unos 5-6 días después del comienzo de la enfermedad. Los niños pueden transmitir la gripe incluso durante más de 7 días tras el comienzo de los síntomas, y el período de incubación es de uno a cinco días.