MADRID, 16 Nov. (EUROPA PRESS) -
La Sociedad Española de Enfermería Neurológica (SEDENE) ha solicitado, durante su encuentro anual organizado con la colaboración de AbbVie, impulsar las investigaciones sobre la enfermedad del Párkinson en mujeres.
Las características de las mujeres podrían influir en el desarrollo y la evolución de esta enfermedad. "Parece que las mujeres tenemos, en relación con el Párkinson, un fenotipo más benigno debido al efecto de la presencia de estrógenos. Todo apunta a que los estrógenos ejercen un rol protector contra el daño dopaminérgico, pero para tener una evidencia científica de esto es necesario realizar más estudios", ha explicado la coordinadora del grupo de trastornos del movimiento de la SEDENE, Natividad Mariscal.
De hecho, existen investigaciones contrapuestas al respecto, ya que algunas consideran que, tras la menopausia y la consecuente reducción de las hormonas de estrógeno, aumentan las posibilidades de desarrollar Párkinson; mientras que otras defienden que no hay evidencias suficientes de que exista esta correlación.
De ahí la necesidad de contar con datos y resultados más sólidos al respecto.
"Las mujeres en edad fértil sufren un empeoramiento de sus síntomas una semana antes de la menstruación y durante la misma, como fatiga, dolor, malestar y cambios en el estado de ánimo. En cuanto al embarazo, hay síntomas no motores como la ansiedad, la depresión, las alteraciones del sueño o el estreñimiento que les pueden afectar de forma más notoria, pues son síntomas que están presentes tanto en el embarazo como en la enfermedad de Parkinson. También pueden tener problemas de movilidad por el aumento de peso o la inestabilidad", ha detallado Mariscal.
Y es que, prosigue, la ausencia de más datos respecto al Párkinson en mujeres adultas afecta a otras etapas de su vida, como puede ser la crianza de los niños. "La falta de estudios hace que sea desaconsejable la lactancia materna", ha avisado Mariscal.
Otra diferencia entre hombres y mujeres con Párkinson reside en la vida sexual, si bien la alteración en este ámbito es uno de los síntomas no motores que trastocan la calidad de vida de los pacientes y sus parejas. Así, aunque los hombres puedan sufrir síntomas como la disfunción eréctil, la reducción de la libido predomina fundamentalmente en ellas, asociada a síntomas como la baja autoestima, alteraciones urinarias, dificultades para alcanzar el orgasmo e insatisfacción sexual.
