Encuentran los circuitos cerebrales de efecto placebo para aliviar el dolor

Archivo - Artificial Intelligence concept - 3d rendered image. Dark background. Glowing abstract digital neuron connections. Hologram human brain view.  Innovative process technology. Plexus lines.
Archivo - Artificial Intelligence concept - 3d rendered image. Dark background. Glowing abstract digital neuron connections. Hologram human brain view. Innovative process technology. Plexus lines. - KOTO_FEJA/ ISTOCK - Archivo
Publicado: lunes, 29 julio 2024 7:44

MADRID 29 Jul. (EUROPA PRESS) -

Una vía de control del dolor que vincula la corteza cingulada en la parte frontal del cerebro, a través de la región protuberante del tronco encefálico, hasta el cerebelo en la parte posterior del cerebro, podría explicar el efecto placebo para aliviar el dolor, según un artículo publicado en 'Nature' por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte, junto con colegas de Stanford, el Instituto Médico Howard Hughes y el Instituto Allen de Ciencias del Cerebro (todos en Estados Unidos).

Los investigadores, dirigidos por Greg Scherrer, profesor asociado en el Departamento de Biología Celular y Fisiología de la Univeridad de Carolina del Norte (UNC), el Centro de Neurociencia de la UNC y el Departamento de Farmacología de la UNC, demostraron luego que ciertas neuronas y sinapsis a lo largo de esta vía se activan altamente cuando los ratones esperan alivio del dolor y experimentan alivio del dolor, incluso cuando no hay medicación involucrada.

"El hecho de que las neuronas de nuestra corteza cerebral se comuniquen con el puente y el cerebelo para ajustar los umbrales del dolor en función de nuestras expectativas es algo completamente inesperado, dado nuestro conocimiento previo de los circuitos del dolor, y al mismo tiempo increíblemente emocionante", relata Scherrer. "Nuestros resultados abren la posibilidad de activar esta vía a través de otros medios terapéuticos, como medicamentos o métodos de neuroestimulación para tratar el dolor".

Scherrer y su equipo explican que la investigación proporciona un nuevo marco para investigar las vías cerebrales que subyacen a otras interacciones mente-cuerpo y a los efectos placebo más allá de los implicados en el dolor.

La experiencia humana es querer sentirse mejor cuando se enfrenta al dolor. Como resultado de ello –y en conjunción con milenios de evolución– nuestro cerebro puede buscar formas de ayudarnos a sentirnos mejor. Libera sustancias químicas que se pueden medir. Se ha demostrado que el pensamiento positivo e incluso la oración benefician a algunos pacientes. Y el efecto placebo –sentirse mejor a pesar de que no haya un tratamiento "real"– ha sido documentado como un fenómeno muy real durante décadas.

En la investigación clínica, el efecto placebo se observa a menudo en lo que llamamos el grupo de tratamiento "simulado". Es decir, los individuos de este grupo reciben una píldora o intervención falsa que se supone que es inerte; nadie en el grupo de control debería ver un beneficio. Excepto que el cerebro es tan poderoso y los individuos desean tanto sentirse mejor que algunos experimentan una marcada mejoría en sus síntomas. Algunos efectos placebo son tan fuertes que los individuos están convencidos de que recibieron un tratamiento real destinado a ayudarlos. De hecho, se cree que algunas personas del grupo de tratamiento "real" también se benefician del efecto placebo. Esta es una de las razones por las que la investigación clínica de terapias es tan difícil y exige tantos voluntarios como sea posible para que los científicos puedan analizar los beneficios del tratamiento frente al placebo. Una forma de ayudar a los científicos a lograrlo es comprender primero qué es exactamente lo que está sucediendo en el cerebro de alguien que experimenta el efecto placebo.

Por último, los científicos descubrieron que las células de Purkinje (una clase distinta de células grandes con forma de ramificación del cerebelo) mostraban patrones de actividad similares a los de las neuronas de la corteza cerebral anterior durante la expectativa de alivio del dolor. Scherrer y el primer autor Chong Chen, investigador asociado postdoctoral en el laboratorio de Scherrer, destacan que esto es evidencia a nivel celular del papel del cerebelo en la modulación cognitiva del dolor. "Todos sabemos que necesitamos mejores formas de tratar el dolor crónico, en particular tratamientos sin efectos secundarios nocivos ni propiedades adictivas", finalizaScherrer. "Creemos que nuestros hallazgos abren la puerta a la posibilidad de abordar esta nueva vía neuronal del dolor para tratar a las personas de una manera diferente, pero potencialmente más eficaz".