MADRID 27 Jun. (EUROPA PRESS) -
El Hospital Quirónsalud San José ha informado de que ha realizado más de 20 trasplantes de córnea desde que fue acreditado por la Comunidad de Madrid para la realización de este tipo de intervenciones en el año 2019.
La córnea es la estructura anterior del ojo que lo protege de cuerpos extraños y cuya característica principal es la transparencia, dado que funciona como una lente que permite enfocar la luz, favoreciendo una visión clara.
"Por diferentes razones, la córnea se daña y para recuperar su transparencia y permitir el paso de la luz y la imagen al interior del ojo, se realiza un trasplante de córnea (queratoplastia) que, normalmente, procede de un donante y se obtiene de un banco de córneas. Aunque actualmente existen córneas artificiales para algunos casos concretos, estamos lejos de considerarla una técnica generalizada", ha señalado el jefe de Servicio de Oftalmología del Hospital Quirónsalud San José, Nabil Ragaei.
Al hilo, el experto ha indicado que las principales causas por las que se daña la córnea y se precisa la realización de un trasplante son el queratocono, el edema corneal, el herpes y las distrofias corneales.
Así, en función de la patología corneal pueden realizarse distintos tipos de trasplante. La queratoplastia penetrante, que incluye todas las capas de la córnea y la queratoplastia lamelar, que sólo incluye las capas afectadas, y que puede ser anterior profunda (técnica DALK), cuando la afectación se refiere a la cara anterior de la córnea, o posterior o de endotelio (técnicas DSAEK y DMEK) cuando afecta a la cara posterior.
En este punto, Ragaei ha explicado que la cirugía se realiza normalmente con anestesia local -aunque excepcionalmente puede utilizarse anestesia general- y sin ingreso, y consiste en sustituir la córnea patológica por la córnea del donante. Además, se precisa la oclusión del ojo durante 24 horas y el tratamiento postoperatorio consiste en administrar gotas y pastillas antibióticas y antiinflamatorias.
En cuanto a los riesgos, además de los inherentes a cualquier cirugía como infecciones o inflamación, el riesgo principal consiste en el rechazo, al ser un órgano de otra persona. El especialista ha asegurado que, en la gran mayoría de los pacientes, el ojo operado no es doloroso y la recuperación visual es progresiva y relativamente rápida, ya que se puede tener una gran mejoría al principio, pero hasta la retirada de las suturas no se puede valorar exactamente el resultado visual.
Por último, el seguimiento postoperatorio se prolonga varios meses y no se puede predecir con exactitud cuánta visión se va a recuperar, ha apuntado Ragaei.