MADRID, 20 Nov. (EUROPA PRESS) -
Si bien el ejercicio ofrece beneficios para una amplia gama de afecciones de salud, históricamente se ha considerado demasiado peligroso para las personas con la enfermedad de células falciformes (ECF). Sin embargo, un nuevo estudio publicado en la revista 'Blood' se suma a la creciente evidencia de que el ejercicio de intensidad baja a moderada puede ser no solo seguro, sino beneficioso para estos pacientes.
La ECF afecta a cómo fluye la sangre a través del cuerpo. En quienes la padecen la actividad física extenuante aumenta el flujo sanguíneo y puede provocar complicaciones graves, como problemas cardíacos y episodios de dolor severo conocidos como crisis vasooclusivas.
Si bien se aconseja a muchos pacientes que eviten todas las formas de ejercicio, el nuevo estudio se suma a la creciente evidencia de que el ejercicio de menor intensidad podría ser útil.
"Cuando el ejercicio físico se adapta a una intensidad de leve a moderada, el riesgo de problemas es limitado --asegura el autor principal del estudio Laurent Messonnier, de la Université Savoie Mont Blanc en Francia--. Realizado regularmente, este tipo de ejercicio puede inducir adaptaciones funcionales y microvasculares musculares beneficiosas que mejoran las capacidades físicas y la calidad de vida de los pacientes".
Los investigadores reclutaron a 40 pacientes y los asignaron al azar a dos grupos. La mitad siguió su estilo de vida normal, que incluía poca actividad física, aparte de las rutinas diarias, como caminar a la parada del autobús o ir a la compra.
La otra mitad participó en un régimen individualizado de sesiones de 40 minutos de intensidad moderada en una bicicleta estacionaria tres veces por semana.
Los investigadores controlaron de cerca los niveles de esfuerzo de los participantes durante cada sesión de ejercicio, rastreando el oxígeno circulante (saturación), los niveles de lactato en sangre y el esfuerzo percibido para asegurar que los participantes mantuvieran un nivel moderado de intensidad durante todo el tiempo.
Después de ocho semanas, los investigadores tomaron biopsias de tejido muscular de los muslos de los participantes. Entre los 32 participantes para los que se disponía de datos completos, las biopsias musculares revelaron un aumento significativo en la densidad de los vasos sanguíneos pequeños conocidos como capilares, el número de capilares alrededor de la fibra muscular y el área de superficie a través de la cual el oxígeno y los nutrientes pueden fluir entre sangre y músculo en participantes que habían hecho ejercicio.
Estudios anteriores han encontrado que la enfermedad de células falciformes puede hacer que los vasos sanguíneos en el músculo se vuelvan menos. Los cambios observados en este estudio sugieren que el ejercicio de intensidad moderada puede ayudar a contrarrestar algunos de estos efectos, según los investigadores, que deberían mejorar el suministro de sangre y oxígeno a los tejidos.
Los participantes en el grupo de ejercicio también tuvieron mejoras significativas en su función muscular y capacidad física general. Algunas anecdóticas también informaron mejoras en el sueño, la concentración y las interacciones sociales.
El doctor Messonnier resalta que se necesita más investigación para comprender los beneficios y los riesgos del ejercicio en los pacientes. En este estudio, no se produjeron eventos adversos que requirieran ingreso hospitalario en el grupo de entrenamiento.
"La literatura reciente argumenta a favor de la promoción del entrenamiento con ejercicios de resistencia para pacientes con enfermedad de células falciformes --añade--. Sin embargo, debemos ser cautelosos. Antes de cualquier ejercicio, deben hacerse la prueba y recibir orientación profesional sobre qué nivel de ejercicio será seguro y apropiado".
El estudio representa un intento inicial de determinar si el ejercicio de intensidad moderada es seguro, factible y potencialmente beneficioso en estos pacientes, pero está limitado por su pequeño tamaño de muestra y su corta duración.
Los investigadores sugieren que los estudios futuros podrían explorar el uso del ejercicio en un grupo de participantes más amplio y diverso, determinar los efectos de un período de entrenamiento más largo e investigar el impacto del ejercicio en una gama más amplia de resultados clínicos.