El auge de los movimientos antivacunas parece estar tras este resurgimiento de una enfermedad erradicada oficialmente en 2000 en EEUU
WASHINGTON, 28 May. (Reuters/EP) -
Las autoridades estadounidenses han detectado la semana pasada 60 nuevos casos de sarampión, con lo que ya suman 940 en lo que va de año, la cifra más alta desde hace 25 años, según los datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), el organismo federal encargado del control de enfermedades.
Hasta el momento, ha habido casos de sarampión en 26 estados y la enfermedad se está manifestando de una forma muy contagiosa e incluso a veces mortal. El brote actual supone un incremento radical con respecto a 2018.
Las autoridades han informado de que parte de estos casos son de individuos procedentes del extranjero, en la mayoría de los casos de Ucrania, Israel y Filipinas, pero la enfermedad se ha propagado rápidamente entre otros sectores de población, principalmente menores no vacunados.
Geográficamente la mayoría de los casos se concentran en Nueva York, la mayoría entre niños de la comunidad judía ortodoxa de Brooklyn, lo que hace temer un aumento del antisemitismo.
El número de familias que rechaza vacunar a sus hijos por no confiar en el valor científico y de prevención de las vacunas parece ser la causa principal del mayor impacto de este tipo de enfermedades.
El propio presidente estadounidense, Donald Trump, ha pedido a los ciudadanos que se vacunen contra el sarampión a pesar de que el magnate se hizo eco anteriormente de las falsas teorías que vinculan las vacunas con el autismo.
El sarampión es una enfermedad declarada como erradicada oficialmente en Estados Unidos en 2000, ya que no resurgía de manera cíclica gracias a la eliminación del virus.