NUEVA YORK, 24 Ene. (Reuters/EP) -
Científicos del Centro para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC, en sus siglas en inglés) de Atlanta, en Estados Unidos, aseguran que el número de niños con autismo podría reducirse si se aplicaran los nuevos criterios diagnósticos incluidos en la última edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, de la Asociación Americana de Psiquiatría.
En el estudio, coordinado por el Centro Nacional de Defectos Congénitos y Problemas de Desarrollo del CDC y cuyos resultados publica la revista 'JAMA Psychiatry', se ha visto que aplicar estos nuevos criterios en un grupo de más de 6.000 menores ya diagnosticados dejaría fuera al 19 por ciento de estos casos.
La última edición de este manual, que incluye los síntomas de cada trastorno psiquiátrico reconocido por el sistema de salud de Estados Unidos, ha subido el umbral para el diagnóstico del autismo con respecto al manual anterior, pero los estudios puestos en marcha para comprobarlo no habían sido concluyentes hasta el momento.
Entre las novedades, no se diferencia dentro del trastorno del espectro autista entre condiciones diferentes como autismo o síndrome de Asperger, y utiliza siete criterios de diagnóstico en lugar de los 12 que incluía el manual anterior.
Estos criterios fueron aplicados a un total de 6.577 niños de ocho años que habían sido diagnosticados entre 2006 y 2008. Alrededor del 81 por ciento seguía cumpliendo con los criterios, lo que modificaría levemente la tasa de afectados, pasando de 11,3 a 10 por cada mil habitantes.
El estudio reveló como los niños que habían recibido una clasificación de educación especial por su autismo eran más propensos a cumplir con estos nuevos criterios.
"Los niños que tenían una discapacidad intelectual fueron ligeramente más propensos a cumplir con los nuevos criterios que los niños, y los niños cuyo historial muestra una vuelta atrás, reflejado en una pérdida de habilidades, también son más propensos a cumplir con los nuevos criterios", ha reconocido Matthew Maenner, autor del estudio.
Aunque los padres pueden estar preocupados por cómo los nuevos cambios de diagnóstico pueden afectar a sus hijos, Maenner reconoce que desde la perspectiva de los padres, la evaluación del trastorno no tiene por qué cambiar.