QUITO 11 Ene. (EUROPA PRESS) -
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, ha declarado el estado de emergencia sanitaria para absorber la creciente demanda de la población enferma. La medida, que estará vigente durante 60 días, supondrá un desembolso de 406 millones de dólares (313 millones de euros) que se obtendrán de una reordenación presupuestaria y de la subida de algunos impuestos.
En principio, resultarán beneficiados ocho hospitales ubicados en Quito, Guayaquil, Esmeraldas, Portoviejo, Guaranda y Tena, aunque más tarde se prevé la intervención progresiva en otros 24. El objetivo es renovar sus instalaciones y dotarlas de los suficientes recursos --personal sanitario, equipos médicos, medicamentos--, así como habilitar otros centros nuevos.
De forma paralela, se procurará una mejora en la gestión de la sanidad pública de modo que se reforzará el sistema telefónico de concesión de citas y se fomentarán las consultas de atención primaria en los llamados 'Hospitales de Día', con el fin de descongestionar los centros 24 horas, dejándolos solo para las dolencias y urgencias más graves.
"La emergencia decretada responde a la necesidad de superar el enorme aumento de la demanda y cubrir áreas geográficas estratégicas", dijo el ministro de Salud, David Chiriboga, quien indicó que desde 2006 el número de visitas clínicas se ha incrementado en un 140 por ciento, lo que representa unas 100.000 consultas más al día.
En palabras del presidente, este incremento no se debe al descuido de la red sanitaria, ya que en los últimos años se han invertido unos 3.400 millones de dólares (2.622 millones de euros), sino a que "la gente ha recuperado la fe en el Sistema de Salud Pública, la declaratoria se dará para mayor facilidad en cuanto a la atención emergente en el tema", afirmó.
Esta reforma costará unos 406 millones de dólares, de los cuales unos 50 millones de dólares (38,56 millones de euros) se desembolsarán en una primera fase de intervención inmediata. Este gasto no estaba previsto en los presupuestos de 2011, por lo que se financiará, por un lado, con la reordenación de las cuentas públicas y, por otro, con el alza de algunos impuestos.
"Una parte es optimización del gasto, otra parte son nuevos impuestos que se están planteando", señaló la ministra de Política Económica, Katiuska King, quien apuntó que se estudia una subida del IVA asociado a los medicamentos, al tabaco y a las bebidas alcohólicas, así como la creación de un tributo a las llamadas de telefonía móvil, informaron medios locales.