La ecografía se puede utilizar para detectar problemas de placenta en bebés pequeños

Archivo - Embarazada mirando una ecografía.
Archivo - Embarazada mirando una ecografía. - ISTOCK - Archivo
Publicado: martes, 6 febrero 2024 7:57

MADRID, 6 Feb. (EUROPA PRESS) -

Un trabajo publicado en el 'British Journal of Obstetrics & Gynecology' realizado por Amsterdam UMC en colaboración con UMC Groningen (Países Bajos) y otros 17 hospitales holandeses concluye que una ecografía Doppler que mide el flujo sanguíneo de los fetos pequeños puede revelar si la placenta está funcionando correctamente o no.

Tal y como estipulan los investigadores, en caso de desviaciones repetidas de estas mediciones Doppler, es necesario un control adicional del feto. Estas desviaciones indican un mayor riesgo de deficiencia de oxígeno y otros problemas de salud para el bebé.

Cabe tener en cuenta que alrededor del 10% de los fetos se clasifican como pequeños para su edad gestacional.

Si estos bebés todavía están sanos, no hay necesidad de intervención durante el embarazo. Pero en el caso de bebés pequeños con una placenta disfuncional hay que actuar y en ocasiones es necesario inducir el nacimiento del bebé.

Desde hace casi 50 años se realizan ecografías de crecimiento para detectar a los bebés pequeños, y luego comprobar si siguen su propio patrón de crecimiento o si empiezan a crecer cada vez más lentamente. En este estudio, a los bebés pequeños también se les realizó una "ecografía Doppler" además de la medición de crecimiento estándar.

Esta ecografía mide la resistencia de los vasos sanguíneos del cordón umbilical, lo que dice algo sobre el flujo sanguíneo a la placenta. La ecografía también puede medir el suministro de sangre al cerebro del niño. Si el suministro es mayor de lo habitual, puede ser una señal de que la placenta no está funcionando tan bien.

Luego, el bebé "abriría" el vaso sanguíneo en el cerebro para protegerlo contra la deficiencia causada por un mal funcionamiento de la placenta. Con una placenta que funciona peor, aumenta el riesgo de problemas de salud (como la falta de oxígeno) en el niño y, en última instancia, de mortalidad alrededor del nacimiento.

Parte del estudio también pretendía ver si los resultados para el niño eran mejores si el parto se inducía antes de las 37 semanas de edad gestacional. Esto no condujo a mejores resultados. Por tanto, se recomienda esperar hasta al menos las 37 semanas de embarazo para inducir el parto. Esto se debe a que es mejor que el bebé permanezca en el útero el mayor tiempo posible, siempre y cuando no existan riesgos adicionales de problemas de salud.

De esta forma, esta investigación muestra que esta medición sin duda tiene un valor añadido para detectar embarazos en bebés demasiado pequeños con una placenta que funciona mal.