MADRID, 16 Feb. (EUROPA PRESS) -
Científicos del Centro de Biociencia Regenerativa de la Universidad de Georgia en Athens (Estados Unidos) y la compañía ArunA Biomedical han desarrollado un nuevo tratamiento con células madre para los accidentes cerebrovasculares o ictus, que en modelos animales ha demostrado ser capaz de reducir el daño cerebral y acelerar el proceso natural de reparación de tejido.
En concreto, según detallan en la revista 'Translational Stroke Research', han diseñado un tratamiento llamado AB126 que usa vesículas extracelulares, unas estructuras llenas de líquido conocidas como exosomas que se generan a partir de células madre neurales humanas.
Este tipo de terapia regenerativa es totalmente capaz de ocultarse dentro del torrente sanguíneo y parece ser la más prometedora para superar las limitaciones de muchos tratamientos celulares, gracias a la capacidad de los exosomas de transportar y administrar múltiples dosis, así como por su potencial para almacenar y administrar tratamientos de pequeño tamaño, ya que la diminuta forma tubular de un exosoma permite que la terapia atraviese barreras que las células normales no pueden pasar.
"Es realmente un hallazgo emocionante, porque los exosomas pueden actuar con sigilo e incluso hacerse invisibles para las propias defensas del organismo", ha explicado Steven Stice, uno de los autores del estudio.
Tras la administración de la terapia, los investigadores utilizaron resonancias magnéticas para medir las tasas de atrofia cerebral en modelos preclínicos de ictus por edades, y observaron una disminución de aproximadamente un 35 por ciento del tamaño de la lesión y un 50 por ciento de pérdida de tejido cerebral, algo que no se observó de manera aguda en estudios previos con el tratamiento con exosomas.
Los resultados obtenidos fueron replicados en roedores y en un modelo de derrame cerebral en cerdos, y a partir de estos resultados confían en poder hacer ensayos clínicos en humanos a lo largo de 2019.
"Hasta ahora teníamos muy poca evidencia específica sobre el tratamiento del exosoma neuronal y su capacidad para mejorar la función motora", según Stice, que sin embargo celebra que apenas unos días después del ictus se vio "una mejor movilidad, un mejor equilibrio y beneficios conductuales".