MADRID, 13 Ene. (EUROPA PRESS) -
Los investigadores de la Universidad de Cornell, en Estados Unidos, han presentado el diseño de un casco abierto desechable para uso del paciente en la consulta del dentista o el otorrinolaringólogo que está conectado a una bomba de filtración de aire de grado médico que crea un flujo inverso de aire para evitar que las gotitas de tos salgan del casco, minimizando los riesgos de contagio del COVID-19, según publican en la revista 'Physics of Fluids'.
El riesgo de infección por COVID-19 es alto para los especialistas médicos que entran en contacto con pacientes sintomáticos o asintomáticos. Los dentistas y otorrinolaringólogos corren un riesgo particular, ya que necesitan acceso directo a la boca, nariz y garganta de los pacientes.
Las soluciones actuales, que incluyen el uso de máscaras y protectores faciales N95, evacuación de salas de clínicas, salas de presión negativa y sistemas especiales de filtración de aire, son costosas, poco efectivas y poco accesibles.
En una simulación por computadora que utiliza dinámica de fluidos computacional, mostraron que el diseño del casco puede contener el 99,6% de las gotas emitidas por la tos en 0,1 segundos.
"Para poner esto en contexto, si usamos la misma bomba de aire para crear una sala de aislamiento de presión negativa, tomará unos 45 minutos eliminar el 99% de los contaminantes en el aire de la sala", explica el autor, Mahdi Esmaily.
El equipo de protección personal disponible en la actualidad no proporciona acceso facial abierto mientras mantiene una alta efectividad para contener contaminantes. El casco propuesto tiene una carcasa de 1 milímetro de grosor y encierra completamente la cabeza con puertos de acceso y vacío.
Se adjunta una boquilla al puerto de acceso para extender la distancia que las gotas deben viajar contra el flujo y minimizar su posibilidad de escapar a través de la abertura, lo que permite una transición de flujo más suave que reduce la incomodidad del paciente generada por la turbulencia del flujo.
El diseño de casco propuesto también podría reducir en gran medida los costos al reemplazar las prácticas actuales. Por ejemplo, construir una sala de presión negativa con filtración de aire puede costar decenas de miles de dólares. El costo de cada casco podría ser tan bajo como un par de dólares si se hiciera desechable, aseguran los investigadores. Las máquinas de aire negativo con filtro HEPA de grado médico diseñadas para alimentar los cascos están disponibles y cuestan alrededor de mil.
"Nuestro próximo paso es refinar el diseño del casco para que tenga una mayor eficiencia y una aplicación más amplia --avanza el autor Dongjie Jia--. Después de eso, planeamos construir prototipos del casco y realizar experimentos para verificar nuestras predicciones de simulación".