MADRID, 11 Ene. (EUROPA PRESS) -
El director del Instituto de la Obesidad, Adelardo Caballero, ha destacado el auge de las cirugías de reducción de estómago, capaces de hacer tratamientos con mínima invasión y mínimos riesgos, a la vez que ha analizado las diferentes técnicas quirúrgicas existentes en la actualidad.
"Somos capaces de hacer tratamientos quirúrgicos con mínima invasión y por tanto con mínimos riesgos y eso hace que estemos en un momento de crecimiento de la cirugía bariátrica. Es muy segura y eficaz porque se ha beneficiado de los avances en las técnicas
quirúrgicas, por laparoscopia o cirugía robótica", ha asegurado.
A su vez, ha elogiado que la cirugía mantiene los resultados en el tiempo, algo que no ocurre con otros procedimientos. El experto ha destacado algunas técnicas quirúrgicas que el paciente tiene a su alcance como el balón intragástrico, que permite a las personas
que no tienen un gran sobrepeso recuperar su vida normal y adquirir buenos hábitos.
"El paciente traga una cápsula, se deposita en el estómago y crece dentro. Permanece en el estómago unas dieciséis semanas
y luego se expulsa de manera natural. Estamos teniendo muchísimo éxito por los excelentes resultados que ofrece", ha detallado.
Asimismo, una opción que ha calificado de novedosa en sobrepesos más leves es el fármaco Saxenda (liraglutida). Un medicamento inyectable que reduce el apetito y mejora el funcionamiento del
metabolismo. "El único inconveniente es que en el momento que dejas de tomar la liraglutida, todo vuelve a la normalidad, pierdes esa sensación de no tener hambre. El índice de recurrencia es mayor que con el balón intragástrico", ha precisado.
En obesidades más avanzadas se recurre a la cirugía de reducción de estómago. En palabras del experto, en esta intervención no solo se empequeñece el órgano, sino que "se retira también una parte del estómago donde se producen hormonas gastrointestinales que producen hambre, ansiedad y mayor absorción de los alimentos".
Ante las obesidades mórbidas o extremas, el by-pass gástrico es la solución. "Gracias a esto, el paciente come menos (tiene el estómago más pequeño) y luego los alimentos van a salir por una parte del intestino más avanzada. De forma que la comida permanece menos tiempo en el intestino y vamos a perder peso por malabsorción", ha explicado.