MADRID 4 Oct. (EUROPA PRESS) -
El diagnóstico de la espondiloartritis, conjunto de enfermedades reumáticas que engloban patologías entre las que se encuentran la espondilitis anquilosante o la artritis psoriásica, puede llegar a sufrir un retraso de hasta 9 años, en función de cada afección.
Sin embargo, tal y como ha asegurado la reumatóloga del Hospital Can Misses de Ibiza, Ana Urruticoechea Arana, durante la presentación del V Simposio de Espondiloartriris de la Sociedad Española de Reumatología (SER), en los últimos años ha habido una mejora en la detección de estas enfermedades gracias a la aparición de nuevos criterios de diagnóstico, al uso de técnicas de imagen y al esfuerzo de la superespecialización de la Reumatología.
En concreto, en el caso de la espondilitis anquilosante esta demora puede situarse entre los 7 y 9 años; mientras que en el caso de la artritis psoriásica es de 2,5 años de media. No obstante, desde la SER se están promoviendo distintas actividades para favorecer un mayor conocimiento de estas enfermedades y, por tanto, un correcto diagnóstico y detección temprana.
Además de la espondilitis anquilosante y de la artritis psoriásica, en esta familia de reumatismos también se incluyen las espondilartropatías asociadas a enfermedad inflamatoria intestinal, ciertas artritis reactivas y otros reumatismos inflamatorios crónicos. De hecho, su prevalencia en España oscila en torno al 1,2 por ciento de la población, es decir, más de 550.000 afectados en toda España.
"Estas enfermedades, al igual que el resto de patologías musculoesqueléticas, son crónicas y afectan gravemente a la capacidad de las personas para desarrollar sus actividades laborales y las habituales de su vida diaria, produciendo una notable disminución de su calidad de vida. No se sabe exactamente qué produce este tipo de enfermedades, pero sí que la genética juega un papel importante en su aparición. No obstante, uno de los problemas fundamentales de estas patologías es que afectan fundamentalmente a personas jóvenes, debutando los primeros síntomas en torno a los 30 años", ha explicado.
Asimismo, su evolución resulta "impredecible" y se estima que sólo uno de cada tres pacientes presentará anquilosis importante y complicaciones relevantes. En este sentido, varios estudios indican que los diez primeros años son determinantes en la posterior progresión de la patología, por eso es "imprescindible" la instauración temprana de un tratamiento eficaz para suprimir el proceso inflamatorio, así como la adopción de hábitos de vida saludable.
"En este ámbito, la novedad más destacable es el enorme esfuerzo que se viene desarrollando en los últimos años para facilitar un diagnóstico precoz de este tipo de enfermedades, ya que la detección temprana, junto con un tratamiento efectivo son elementos clave, para evitar el daño estructural que posteriormente va a condicionar la discapacidad de los pacientes, y los costes sociales y económicos derivados de estas patologías", ha apuntado la experta.
Dicho esto, ha recordado que actualmente se están buscando nuevas dianas terapéuticas para facilitar el manejo de estos pacientes y ha destacado las moléculas que tienen como dianas terapéuticas la línea de la IL-23 y la IL-17 que, a su juicio, parecen ser las "más prometedoras".
Por su parte, el presidente de la Sociedad de Reumatología de Baleares, Luis Espadaler Poch, ha destacado la aparición de nuevos criterios que favorecen un diagnóstico precoz, el uso de técnicas de imagen como ecografía y resonancia magnética, y los nuevos tratamientos biológicos que han mejorado el correcto diagnóstico y el tratamiento de estos pacientes.