MADRID, 27 Mar. (EUROPA PRESS) -
El trastorno bipolar tarda cinco años en diagnosticarse correctamente ya que a menudo se confunde con otras patologías. De hecho en el 31 por ciento de los casos el paciente recibe un diagnóstico de depresión, lo que tiene como consecuencia la instauración de un tratamiento inapropiado y la demora en la puesta en marcha de medidas psicofarmacológicas y psicoterapéuticas adecuadas, lo que conlleva un peor pronóstico y graves complicaciones psicosociales.
Además, según ha afirmado el jefe de la sección de Psiquiatría del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, el doctor José Manuel Montes, con motivo del Día Mundial del Trastorno Bipolar, cuya primera edición se celebrará el próximo 30 de marzo, en torno al 49 por ciento de las personas que padecen trastorno bipolar no están diagnosticadas, mientras que el 34 por ciento de los pacientes con trastorno bipolar ha vivido más de diez años con síntomas de la enfermedad antes de su diagnóstico.
"Las manifestaciones de la enfermedad en la que predominan los síntomas depresivos son sin duda alguna las que suponen una mayor dificultad para diagnosticar de forma temprana", ha afirmado el doctor Montes.
El correcto diagnóstico y en el menor tiempo posible, según el experto, abre la puerta al tratamiento adecuado, ahorrando sufrimiento al paciente, con el objetivo puesto en que pueda llevar a cabo una vida normal, lo que se logra en la gran mayoría de los casos.
El abuso de sustancias se asocia de forma frecuente con el trastorno bipolar. Así, la prevalencia de vida es del 40 por ciento o superior para el abuso de alcohol y otras drogas en el trastorno bipolar I y del 20 por ciento en bipolar II.
Por otro lado, las alteraciones cognitivas están presentes en un 40-60 por ciento de quienes padecen esta patología y pueden incrementarse durante los episodios de manía o depresión y persistir durante los periodos de estabilidad anímica. Son, en gran parte, consecuencia de la propia enfermedad, y resultan más evidentes con el paso del tiempo, la evolución o progreso del trastorno.
A pesar de ello, hay que recordar que el trastorno bipolar es una enfermedad para la que existe tratamiento, basado en la combinación de tratamiento farmacológico y psicoeducación. Sin embargo, el cumplimiento o adherencia al tratamiento no es sencillo de alcanzar como lo demuestra el hecho de que, en mayor o menor medida, la mitad de los pacientes no realiza el tratamiento de la forma prescrita.