MADRID 4 Dic. (EUROPA PRESS) -
Aunque pueden parecer inmunes a la trombosis por su preparación física, "los deportistas no están libres de riesgo", ha explicado el presidente de la Asociación Cuida tus Venas (ACtV), el doctor José Román Escudero, con motivo de la presentación de la primera guía clínica multidisciplinar para su prevención, diagnóstico y tratamiento.
Esta guía, elaborada por un equipo de médicos del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat, el F.C. Barcelona, el Hospital Sant Joan de Déu y el Hospital de Barcelona, pretende evitar casos como el de Jonah Lomu, uno de los mejores jugadores de rugby del mundo, quien fallecía por tromboembolismo pulmonar recientemente.
Entre sus conclusiones, la guía señala que, aunque el riesgo intrínseco de padecer una trombosis en el deporte es similar al del individuo no deportista, los deportistas se encuentran en condiciones que pueden resultar de la exposición a factores de riesgo no habituales o con una frecuencia diferente, como son traumatismos, viajes, inmovilización, intervenciones quirúrgicas, deshidratación y hemoconcentración.
La guía hace un análisis de los principales factores de riesgo en el deporte y propone un protocolo de prevención, diagnóstico y tratamiento de la enfermedad tromboembólica venosa (ETEV), término en el que se incluyen varios procesos patológicos, entre los que se encuentran la trombosis venosa profunda (TVP), el tromboembolismo pulmonar (TEP), la hipertensión pulmonar crónica y el síndrome postrombótico.
Los autores consideran que el principal paso para prevenir la enfermedad tromboembólica en los deportistas y en el personal acompañante es establecer los factores de riesgo. Entre estos se incluyen, tanto para los deportistas como para la población general, las causas genéticas, por lo que la guía considera "imprescindible evaluar la presencia de factores genéticos protrombóticos a la hora de evaluar el riesgo de trombosis de un deportista, especialmente si este presenta historia personal o familiar positiva de enfermedad tromboembólica", destaca Escudero quien es uno de los autores.
Por su parte, José Manuel Soria, coautor de la guía y director de la Unidad de Genómica de Enfermedades Complejas del IIB-Sant Pau, ha recordado que "existen evidencias científicas que demuestran que el 60 por ciento del riesgo de padecer un evento trombótico se explica por una predisposición genética, de la que, obviamente, no están libres los deportistas".
A los factores de riesgo genéticos se añaden, además en el caso del deporte, otras condiciones clínicas de riesgo específicas que pueden precipitar la trombosis como pueden ser las inmovilizaciones y las lesiones en miembros inferiores, la deshidratación, los viajes largos y, en el caso de las mujeres deportistas, el uso de anticonceptivos orales.
Tal como se expone en la guía "hasta un 34 por ciento de las roturas de tendón de Aquiles cursan con una Trombosis venosa profunda (TVP), con independencia de si se operan o no", mientras que "la incidencia de TVP en sujetos a los que se practica artroscopia para reconstrucción del ligamento cruzado anterior se observa una incidencia de TVP del 12 por ciento".
Por otro lado, el doctor Franchek Drobnic, coautor del documento y médico del F.C. Barcelona, del CAR de Sant Cugat del Vallés y de la Unidad de Medicina del Deporte del Hospital Sant Joan de Déu, recuerda que la baja de un deportista con un episodio trombótico puede durar entre 3 y 6 meses y que para prevenirla es recomendable "una hidratación adecuada, caminar al menos 5 minutos cada hora durante los viajes largos y, por supuesto, realizar una ecografía vascular de las extremidades inferiores ante la sospecha clínica de trombosis".
La guía, además, advierte que "ciertas acciones como el uso de anabolizantes esteroideos, la hormona de crecimiento, las transfusiones de hemoconcentrados, o el uso de eritropoyetina, son considerados dopaje y no se espera encontrarlos, pero existen en algunos ámbitos del deporte competicional y no competicional, casi siempre adquiridos de forma ilegal, y que son causantes de un caleidoscopio de patologías serias, donde la enfermedad tromboembólica venosa está muy presente".
Uno de los objetivos principales de la guía es "aportar información para que los servicios médicos de los deportistas estén familiarizados con la enfermedad tromboembólica venosa y sean capaces de diagnosticarla a tiempo, ya que los síntomas pueden confundirse frecuentemente con lesiones musculares", explica el doctor Franchek Drobnic, otro de los autores del documento y médico del F.C. Barcelona, del CAR de Sant Cugat del Vallés y de la Unidad de Medicina del Deporte del Hospital Sant Joan de Déu.
ALGUNAS RECOMENDACIONES
La baja de un deportista con un episodio trombótico puede durar entre 3 y 6 meses y que para prevenirla es recomendable "una hidratación adecuada, caminar al menos 5 minutos cada hora durante los viajes largos y, por supuesto, realizar una ecografía vascular de las extremidades inferiores ante la sospecha clínica de trombosis
Asimismo, hay que tener en cuenta que ciertas acciones como el uso de anabolizantes esteroideos, la hormona de crecimiento, las transfusiones de hemoconcentrados, o el uso de eritropoyetina, son considerados dopaje y no se espera encontrarlos, "pero existen en algunos ámbitos del deporte competicional y no competicional, casi siempre adquiridos de forma ilegal, y que son causantes de un caleidoscopio de patologías serias, donde la enfermedad tromboembólica venosa está muy presente".