MADRID, 18 Ago. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC, en sus siglas en inglés) de Estados Unidos aseguran que el número de pacientes con hepatitis C con daño hepático avanzado podría haberse subestimado y, en realidad, afectaría a más personas de lo que se piensa.
Así se desprende de los resultados de un estudio con casi 10.000 pacientes en el que también ha participado el Henry Ford Health System, que podría tener un impacto significativo en la atención de estos pacientes y el abordaje de su cronicidad.
"Conocer la prevalencia del daño hepático ayudará a tomar decisiones a la hora de diagnosticar la enfermedad, iniciar el tratamiento y realizar un seguimiento a estos pacientes", ha defendido Stuart Gordon, director del servicio de Hepatología del Hospital Henry Ford en Detroit.
La hepatitis C es una infección viral que causa inflamación e infección del hígado. Según datos del CDC, en Estados Unidos hay entre 2,7 y 3,9 millones de afectados que no reciben tratamiento, a pesar de que a largo plazo puede acabar provocando cirrosis y cáncer, con el consiguiente riesgo de fallo hepático.
En este trabajo incluyeron datos de un total de 9.783 pacientes que fueron atendidos por cuatro instituciones norteamericanas, entre ellas el citado sistema sanitario Henry Ford, y en concreto vieron que 2.788 pacientes (29%) presentaban cirrosis en el hígado. Pero sorprendentemente, de estos más de la mitad (1.727 afectados, un 62%) no tenían diagnosticado este daño hepático.
POCAS BIOPSIAS PARA CONFIRMAR LA CIRROSIS
Un hallazgo que, según apunta Gordon, sugiere que la cirrosis puede estar infradiagnosticada en un gran número de pacientes. Esto podría deberse, en parte, a que sólo 661 de estos pacientes se habían sometido a una biopsia del hígado para confirmar su diagnóstico, cuando la prueba clave para determinar en qué estado se encuentra el hígado.
"Nuestros resultados sugieren que hay una prevalencia de la cirrosis cuatro veces mayor de la que muestran las biopsias realizadas", ha lamentado.
De hecho, apuntan que este diagnóstico podría complementarse con otras pruebas menos invasivas para analizar el daño hepático, mediante el recuento de enzimas hepáticas o el de plaquetas, datos que al cruzarse con la edad del paciente permiten estimar si el grado de fibrosis del hígado está ya en fase 4 (F4).
"Son métodos fáciles de usar, más baratos, y podrían ayudar a desenmascarar este problema. Ahora vemos como hay muchos pacientes con cirrosis que desconocen que la tienen", ha reconocido Gordon.
Los autores aseguran que estos resultados podrían tener un gran impacto para el tratamiento de la enfermedad, sobre todo ahora que están apareciendo nuevos antivirales de última generación que ofrecen una curación en más del 90 por ciento de los casos. "Y obviamente, con el tratamiento se puede revertir esta situación", ha sentenciado.