Casi el cien por cien de los enfermos y sus familias asegura que les sirvió para animarse en los malos momentos
MADRID, 13 Sep. (EUROPA PRESS) -
Cumplir el deseo de un niño enfermo crónico o con mal pronóstico ayuda a mejorar su estado emocional y físico durante meses y, además, favorece la aparición de emociones positivas por parte de los padres, según los resultados del I Estudio sobre el efecto de las emociones positivas en niños enfermos.
Esta investigación, promovida por la Fundación Pequeño Deseo con el apoyo del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, de un equipo de investigación de la Universidad Complutense de Madrid y financiado por la Fundación Lafourcade Ponce, tenía como objetivo alejar a estos niños de la tensión emocional que viven diariamente por la enfermedad y los tratamientos y, a su vez, proporcionar un estímulo que les animase a seguir luchando.
Asimismo, los expertos querían conocer la eficacia que tiene cumplir el principal deseo de un niño a la hora de generar cambios en su bienestar psicológico y en el de su entorno familiar. "Eran objetivos ambiciosos porque queríamos ver si estos efectos positivos se mantenían en el tiempo y si tenían algún efecto sobre su salud física", ha explicado la experta del equipo de investigación de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense, Covadonga Chaves.
Para llevar a cabo el estudio se seleccionaron --según los criterios de los médicos-- a cien niños enfermos crónicos o de mal pronóstico con edades comprendidas entre los 5 y los 18 años a los que se dividió en dos grupos: uno experimental compuesto por 30 chicos y 20 chicas con una edad media de 10 años; y otro en lista de espera con las mismas características.
Todos ellos pertenecían a los hospitales madrileños de Ramón y Cajal, La Paz, Niño Jesús y Gregorio Marañón y, el 72 por ciento tenía cáncer, el 13 por ciento necesitaba un trasplante y el 15 por ciento padecían otras patologías. Asimismo, participaron también 38 padres y 85 madres.
DESEO DE COMER ANGULAS CON UN FAMOSO O IR A LA PELUQUERÍA
Los principales deseos en los que este equipo de investigadores se centró para llevar a cabo el estudio fueron el deseo de tener algo material, el de visitar algún sitio o país, y el de conocer a un personaje famoso. Por ello, algunos de los deseos cumplidos fueron comer angulas con un famoso, ser policía por un día, nadar con delfines, tirarse en paracaídas, ir a la peluquería, a La Moncloa, al Estado Santiago Bernabeu o a un hotel con todo incluido.
En el momento de cumplir estas peticiones, los expertos valoraron el estado de los niños y sus familias antes de hacer efectivo del deseo, el día en el que se hacía, las tres semanas después y los siete meses posteriores. En todos estas etapas se consiguieron potenciar las emociones optimistas y desarrollar las fortalezas emocionales y físicas.
En concreto, en el día en el que se cumplía el deseo, los niños aumentaron su bienestar, confianza, esperanza, calma y disminuyeron sus emociones negativas como la fatiga, la hostilidad y la soledad. Además, los padres vieron aumentadas su gratitud y su confianza y tuvieron un descenso en la depresión, fatiga u hostilidad que llevaban experimentando desde el comienzo de la enfermedad del hijo.
Al cumplirse las tres semanas, tanto los niños como los padres tuvieron también una mejoría a nivel psicológico y emocional. Especialmente, el 97 por ciento de los niños y el cien por cien de los padres y madres reconocían que el recuerdo de esa experiencia les ayudaba a animarse en los malos momentos y, el 94 por ciento aseguraba que les había ayudado a olvidarse de la enfermedad y del hospital por un día.
Asimismo, estas actitudes se mantuvieron también pasados los siete meses, incluso los médicos informaron de una mejoría en el estado del salud en un 62 por ciento de los niños --respecto al grupo que no se había sometido a esta experiencia--, y en un 79 por ciento del estado emocional. En este sentido, el porcentaje de los niños que aseguraban que este recuerdo les servía para animarse en los malos momentos pasó a ser de un 97 por ciento y de un cien por cien para sus familias.
"Esta experiencia les ha ayudado a ilusionarse por el motivo del deseo, a sentirse más fuertes y menos cansados, a estar más contentos, a ser más autónomos, a tener un respiro con la enfermedad y a que, incluso, se haya evitado algún que otro ingreso hospitalario", ha asegurado Chaves.
"Cumplir el deseo a un niño enfermo le crea un 'airbag' para que cuando esté pasando malos momentos le permita tirar de ese aterrizaje", ha comentado el patrono de la Fundación Pequeño Deseo, Javier Urra, quien ha recordado que "la sonrisa y la lágrima son parientes" y ha destacado la necesidad de enseñar también a los niños sanos que existen otros que no lo están.
Estas declaraciones han sido corroboradas por el decano del Colegio de Psicólogos de Madrid, Fernando Chacón, quien, además, ha recordado que estas experiencias abundan en la disciplina de la psicomotría que ha demostrado un impacto real sobre la salud de estas personas. "Generar emociones positivas aporta beneficios para todo y para todos", ha concluido.