MADRID, 19 Ago. (REUTERS/EP) -
Los hombres que cuidan de una persona mayor de manera informal sin recibir un salario son más reticentes a pedir ayuda o a contactar con un colectivo de apoyo, según un estudio de la Kingston University y la St George's University of London (Reino Unido).
La investigación, publicada en 'Maturitas', ha revelado que los cuidadores hombres realizan su labor porque la consideran "su deber" como marido o como hijo. Además, no suelen contactar con los servicios comunitarios de apoyo y prefieren consultar a la familia. Por otro lado, muestran menos seguridad en sí mismos que las mujeres cuidadoras y tienen más dificultades para realizar algunas tareas como el cuidado íntimo o los baños de las personas atendidas.
"Mucha gente a la que el gobierno denomina como cuidadores se clasificaría a sí mismo como marido, y esto suele ocurrir principalmente en los hombres", ha señalado la principal autora del estudio, la doctora Nan Greenwood, a lo que ha añadido que "no se suelen calificar como cuidadores, por lo que no consideran que necesiten apoyo. Se ven haciendo lo que debe hacer un marido o un hijo".
En Reino Unido, el 58 por ciento de las personas que cuidan a sus mayores de manera informal son mujeres, mientras que más de un 40 por ciento son hombres, y, según Greenwood, necesitan "una atención concreta y una investigación especializada". Para realizar la investigación, se llevó a cabo una revisión de siete estudios norteamericanos, centrados en su mayor parte en el cuidado de personas mayores con demencia.
NO CONOCEN LOS SISTEMAS DE APOYO
Los cuidadores, ya sean hombres o mujeres, no suelen tener conocimiento de los numerosos servicios de apoyo ofrecidos por las instituciones ni de las actividades de los colectivos de cuidadores. Según Greenwood, "el problema está en que es difícil encontrar hombres que quieran unirse y colaborar en estos colectivos".
Algunos de los servicios ofrecidos por diferentes comunidades y asociaciones son los programas de cuidado de día, actividades de apoyo a los cuidadores voluntarios, atención de casos especializados, cuidado del descanso y psicoterapia. Para mejorar estos programas, Greenwood ha recomendado ahondar en la investigación sobre la experiencia de los cuidadores y descubrir sus preferencias.