MADRID, 9 Ene. (EUROPA PRESS) -
El neurólogo Javier Camiña, vocal de la Sociedad Española de Neurología, ha señalado que la exposición a micropartículas contaminantes favorece el riesgo de presentar ictus, "tanto isquémico (por embolia) como hemorrágico, y deterioro cognitivo".
Así, ha recordado que la evidencia científica relaciona la exposición continuada a los contaminantes atmosféricos con la neuroinflamación implicada en enfermedades neurodegenerativas como la demencia, el Alzheimer, el Parkinson, la esclerosis múltiple o la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
"Ahora mismo tenemos un millón de personas con demencia en España, de las cuales unas 800.000 padecen Alzheimer. Se estima que ascenderemos a dos millones y medio o tres millones de personas con demencia en los próximos 20 años en nuestro país", ha añadido.
"Lo que más nos preocupa son los contaminantes procedentes del tráfico rodado, tanto de la combustión del motor como del desgaste de frenos y neumáticos", ha advertido a la revista 'Consumer' Xavier Querol, investigador del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Se calcula que, entre las partículas en suspensión, alrededor del 30 por ciento de lo que respira un ciudadano medio español procede de ese tráfico rodado. Existen valores límites diarios y anuales, medidos y legislados, para las PM de 2.5 y PM 10. "Pero aquellas partículas que miden menos 0,1 micras de diámetro y pueden pasar al torrente sanguíneo con más facilidad, no están reguladas. Todavía se están haciendo estudios, tanto de sus niveles como de los efectos en la salud", ha apuntado Querol.
De esta forma, una exposición continuada a la contaminación y el estrés crónico o agudo pueden llevar a cambios estructurales y bioquímicos del cerebro, relacionados con los efectos de los contaminantes en el sistema nervioso central.
La única solución para limitar esta exposición a los responsables de los procesos oxidativos, inflamatorios y metabólicos pasaría por agilizar las medidas para reducir la contaminación atmosférica, concienciar a la población sobre el uso de fuentes de energía y de transporte menos contaminantes y reducir la exposición al aire libre de la población vulnerable en episodios de alta contaminación, según se recoge en la revista.