MADRID, 17 Ago. (EUROPA PRESS) -
Realizar actos, rituales y pensar en cosas de forma repetitiva para evitar una situación temida o disminuir momentáneamente el malestar son signos que alertan de la presencia de un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), un problema de ansiedad que provoca pensamientos recurrentes que se convierten en una necesidad y que interfieren con la vida diaria del que lo sufre porque escapan de su control.
"Consideramos obsesiones aquellos pensamientos repetitivos e intrusos que la persona no desea tener, a los que se resiste activamente y que le generan malestar. La persona intenta ignorar o suprimir estos pensamientos, impulsos o imágenes, o neutralizarlos con algún otro pensamiento o acto, es decir, realizando una compulsión", ha explicado la psiquiatra de la Unidad de Salud Mental del Hospital Nisa Valencia al Mar, María Nebot.
Los contenidos más frecuentes de las obsesiones tienen que ver con la contaminación (tocar ciertas cosas o sustancias), dudas repetidas (como si se ha cerrado el gas o la puerta) e impulsos de carácter agresivo u horrendo, como puede ser hacer daño o matar o proferir obscenidades en una iglesia. Otras obsesiones hacen referencia a la necesidad de tener las cosas en un orden determinado, contenido religioso y acumulación.
"El problema principal de algunos pacientes son las rumiaciones obsesivas: pasar larguísimos periodos de tiempo pensando de forma improductiva sobre cualquier asunto tal como una cuestión filosófica, religiosa o familiar", ha apostillado la doctora de la Unidad de Salud Mental del Hospital Nisa Valencia al Mar, Olga Magro.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DEL TOC
El diagnóstico se realiza por parte del psiquiatra o del psicólogo clínico a través de la entrevista en la que se explora la presencia de síntomas definitorios del TOC y aquellas conductas de evitación que puedan estar manteniéndolo. Existen además test específicos que valoran la repercusión del trastorno en la vida del paciente.
Ante esto, la "mejor" opción terapéutica se basa en la combinación del tratamiento farmacológico y la intervención psicoterapéutica. En concreto, a nivel farmacológico algunos antidepresivos han demostrado su eficacia en la disminución de la sintomatología, si bien es común su combinación con otros fármacos como, por ejemplo, los ansiolíticos.
"El abordaje psicoterapéutico más empleado parte de una orientación cognitivo-conductual y es conocido como exposición con prevención de respuesta. En dicho tratamiento el paciente se expone en vivo y/o en la imaginación a los estímulos externos e internos temidos al tiempo que se previene la ocurrencia de las compulsiones hasta que la ansiedad disminuye significativamente. Este procedimiento ha sido investigado en un gran número de estudios controlados y ha resultado más eficaz que el entrenamiento en estrategias de manejo de la ansiedad y se ha comprobado que sus efectos positivos perduran una vez finalizado el tratamiento", ha recalcado Nebot.
De hecho, tal y como ha puntualizado la doctora Magro, con un adecuado tratamiento y seguimiento por parte de los profesionales de salud mental se puede alcanzar la remisión de la sintomatología. Sin embargo, apostilla, el TOC es un trastorno crónico y sin el correcto abordaje puede llegar a ser "altamente incapacitante" para la persona que lo padece.