MADRID, 31 Ago. (EUROPA PRESS) -
Un equipo internacional de médicos rehabilitadores, con el apoyo de Allergan, an AbbVie Company, han creado una nueva herramienta para la evaluación de los pacientes con espasticidad post ictus, una consecuencia del accidente cerebrovascular que afecta aproximadamente a un 40 por ciento de pacientes tras el ictus,
Este sistema de clasificación de riesgos de la espasticidad post ictus busca ayudar a los médicos de Atención Primaria a predecir, identificar y priorizar a los pacientes en riesgo de desarrollar espasticidad y favorecer su derivación al médico rehabilitador. La espasticidad post ictus es un trastorno neuromotor que puede provocar en los pacientes problemas de movilidad, alteración postural, déficit funcional, rigidez mantenida de las articulaciones y dolor en las extremidades.
La importancia de esta herramienta reside en que la identificación temprana de la espasticidad post ictus permite evitar complicaciones que empeoren la calidad de vida del paciente, y reducir la carga asistencial para enfermeras y cuidadores.
"La espasticidad post ictus se desarrolla en muchos casos desde una etapa precoz, a las tres semanas de haberse producido el ictus, por lo que terapeutas y médicos tenemos que estar alerta desde los primeros momentos para su diagnóstico precoz y futuro tratamiento, en el caso de que esté condicionando la recuperación funcional del paciente", ha dicho la jefa asociada del Servicio de Rehabilitación del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid, Raquel Cutillas.
La relevancia de esta identificación temprana se ve avalada por diferentes estudios internacionales que confirman su influencia en el curso de la intervención y en la consecución de unos mejores resultados motores y funcionales.
Actualmente, los especialistas buscan hacer llegar la herramienta a los profesionales de Atención Primaria a través de congresos, sesiones informativas o publicaciones, ya que, según la doctora Cutillas, el semáforo de la espasticidad permite conocer de forma "sencilla" en qué situación está el paciente y poder facilitarle la mejor atención que requiera en cada momento.
Se recomienda su uso durante la evaluación posterior al ictus, dentro de las 12 semanas siguientes, y en las visitas de seguimiento regulares. "En esta primera fase, en la que tanto pacientes como familiares están más preocupados por la recuperación de la actividad motora perdida, somos los profesionales sanitarios quienes debemos incidir en el impacto de la espasticidad post ictus en la recuperación funcional y los cuidados", ha defendido esta especialista.