Consejos para tirarte de cabeza al agua sin peligro

Recursos de gente en una piscina olímpica
EUROPA PRESS
Actualizado: viernes, 1 julio 2016 18:54

   MADRID, 1 Jul. (EDIZIONES) -

   Cada año se producen en España entre 25-30 casos de lesiones medulares por zambullidas al introducirse en un medio acuático como el mar, un lago o la piscina. Por ello, y con el objetivo de evitar este tipo de accidentes, el jefe de Servicio del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, Ángel Gil, y la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF) han aportado una serie de consejos:

   1. Conocer la profundidad de la superficie acuática: cuando una persona se lanza en zambullida a una superficie acuática en la que no conoce la profundidad, hay que tomar una serie de precauciones porque se puede producir un impacto de la cabeza con el suelo o con una roca.

   Esto ocurre sobre todo en ríos, lagos o incluso en el mar cuando el agua está turbia y no se ve el fondo porque detrás de esa agua puede haber una rama de un árbol o una roca. En piscinas es difícil que ocurran este tipo de situaciones porque está indicada la profundidad. Además, las olas y las corrientes pueden cambiar la profundidad. Por ello, lo primero que se debe hacer antes de lanzarse al agua es asegurarse de cuál es la profundidad de la superficie acuática.

   2. Las manos, siempre por delante: hay que tirarse al agua siempre con las manos por delante y la cabeza entre los brazos extendidos, de manera que se si se produce un impacto este sea contra los brazos y no contra la cabeza.

   Ahora bien, cuando ha ocurrido el accidente, los expertos recomiendan:

   1. Sacar a la persona a tierra y ponerle en una superficie rígida. Mover el cuerpo en bloque para que no se produzcan lesiones a nivel del cuello y evitar mover la columna.

   2. Comprobar que puede respirar y, si no puede, liberar su vía área y ponerle sobre una superficie rígida.

   3. No trasladarle a un centro sanitario en un vehículo particular y llamar a los servicios de emergencia. Muchas veces, con el ánimo de querer ayudar, se cometen errores por precipitación. A veces, durante el traslado las lesiones que son incompletas acaban por hacerse completas.