MADRID 1 May. (EUROPA PRESS) -
El Consejo General de Enfermería (CGE) ha destacado la función "determinante" que desempeñan las enfermeras para detectar y prevenir posibles casos de acoso escolar y 'ciberbullying', motivo por el que ha instado a las administraciones a apostar por estas profesionales y potenciar su labor en este ámbito.
"Es inadmisible que uno de cada diez menores reconozca haber sufrido violencia en las aulas o a través de las redes sociales", ha señalado el presidente del CGE, Florentino Pérez Raya, en referencia a los últimos datos del 'Informe de Prevención del Acoso Escolar en Centros Educativos', elaborado por la Fundación Mutua Madrileña y la Fundación de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR).
Por ello, con motivo del Día Internacional contra el Acoso Escolar, que se conmemora este viernes, desde el CGE han subrayado que las enfermeras escolares, de Pediatría, de Atención Primaria (AP), de salud mental y también las generalistas son profesionales "clave" a la hora de comprobar ciertos signos y alertar de un posible caso de 'bullying'.
A su vez, Pérez Raya ha reclamado la necesidad de realizar "un trabajo grupal" entre padres, profesores, enfermeras y otros profesionales sanitarios, que deben contar con una formación continuada y el apoyo de los gobiernos, para prevenir las situaciones de acoso escolar.
"El aumento del uso de las redes sociales cada vez más pronto y otras situaciones habituales que se viven en la actualidad han hecho que aumente la manera de acosar y despreciar a ciertos compañeros por el hecho de creerlos diferentes. Las administraciones deben ser conscientes y crear políticas reales para prevenir y atajar esta lacra de verdad", ha aseverado el presidente de las enfermeras.
FIGURA CERCANA Y DE CONFIANZA
Para la enfermera escolar María Mínguez, trabajadora de un colegio de Madrid, las especialistas en Enfermería tienen un "papel privilegiado" al representar una figura "cercana, accesible y de confianza" para los alumnos. Según ha explicado, algunos niños y adolescentes acuden a ellas con síntomas físicos recurrentes, como dolor de cabeza, molestias estomacales o mareos, que no tienen una causa médica clara y pueden ser signos de dolor somatizado relacionado con el acoso.
Además, Mínguez ha detallado que la observación cotidiana y el diálogo con los estudiantes que pueden mantener las enfermeras ayuda a identificar cambios de conducta, retraimiento o miedo a asistir al colegio; a lo que se suma la colaboración con profesores, tutores y orientadores.
En esta línea, ha hecho hincapié en la importancia de trabajar con el grupo de alumnos, y sobre todo con los llamados testigos mudos. "El objetivo es transformar la cultura de la clase: romper el estigma del 'chivato' y reforzar el valor de defender al compañero que sufre. Cuando conseguimos que el grupo apoye a la víctima, el acosador pierde poder", ha puntualizado.