MADRID, 6 Abr. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Emory en Atlanta (Estados Unidos) han diseñado una nueva técnica de crioablación que permite aliviar significativamente el dolor causado por el síndrome del miembro fantasma, trastorno que hace que quienes sufren la amputación de algunas de sus extremidades sigan sintiendo que la tienen.
Esta técnica, que ha sido presentada en el Congreso Anual de la Sociedad de Radiología Intervencionista que se está celebrando en Vancouver (Canadá), es mínimanente invasiva y se basa en aplicar ráfagas de frío en la zona afectada, y los resultados son prometedores ya que mejora la calidad de vida de los afectados.
"Hasta ahora estos pacientes disponían de pocas alternativas para minimizar el impacto de este trastorno", ha reconocido David Prologo, autor de la investigación.
El síndrome del miembro fantasma afecta a muchos veteranos de guerra que fueron heridos en combate o a personas que han sufrido una amputación como consecuencia de un accidente o una diabetes no controlada. Los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC, en sus siglas en inglés) calcula que en Estados Unidos se producen cerca de 200.000 amputaciones al año.
El equipo de Radiología de Emory ha tratado con esta nueva técnica a 20 pacientes, que recibieron frío en la cicatriz del tejido nervioso y en la extremidad residual. Durante la crioablación, una sonda guiada por imagen se coloca a través de la piel y la temperatura se va reduciendo durante 25 minutos hasta crear una zona de ablación que causa el cierre de las señales nerviosas.
Los investigadores pidieron a los pacientes que calificaran su dolor en una escala que iba de 1 (no es doloroso) a 10 (muy dolorosa) antes, y 7 y 45 días después de la intervención. Antes de crioablación, los pacientes reportaron una puntuación media de 6,4 de dolor. Y mes y medio más tarde se redujo hasta una media de 2,4 puntos.
"Muchos de los nervios que contribuyen a estos dolores son inaccesibles a los médicos sin la guía por imagen", según Prologo, que reconoce que este tratamiento puede ser clave para "mejorar drásticamente su vida", con la ventaja que se puede aplicar en el entorno ambulatorio.
Pese a este hallazgo, los investigadores quieren continuar con el seguimiento de los pacientes hasta después de seis meses para ver si el dolor se sigue reduciendo. Además, ya han solicitado al Departamento de Defensa poder utilizar esta técnica para tratar a los veteranos de guerra que han sufrido amputaciones.