La cocaína produce alteraciones genéticas en embriones de pez cebra

Pez cebra
BRIAN GRATWICKE / WIKIMEDIA COMMONS
Actualizado: lunes, 21 enero 2013 17:36

MADRID, 21 Ene. (EUROPA PRESS) -

Investigadores del Instituto de Neurociencias de Castilla y León (Incyl) han mostrado que la cocaína produce alteraciones genéticas en los embriones de pez cebra, 'Danio rerio'. La investigación ha sido publicada en la revista 'Plos One' y recogida por la plataforma Sinc.

En concreto, según ha comentado uno de los principales responsables de la investigación, Roger López Bellido, la cocaína disminuye el microRNA 133b, aumentando la función del factor de transcripción Pitx3 y, a su vez, incrementando la dopamina y la actividad de los receptores dopaminérgicos.

La dopamina es un neurotransmisor con muchas funciones, pero asociado sobre todo con el placer. Si la cocaína incrementa esta sustancia y los receptores celulares a los que se une, su consumo produce una gran satisfacción a través de una mayor actividad del sistema dopaminérgico en el núcleo accumbens, el "centro del placer del cerebro".

"Si te gusta el chocolate, liberas dopamina en ese núcleo al comerlo pero el efecto de la cocaína es muy superior. El cerebro pide más cocaína y esto deriva en una mayor tolerancia, de manera que se necesita cada vez mayor cantidad para lograr los mismos efectos y con el tiempo las personas se vuelven adictas", ha señalado el investigador.

No obstante, esta relación entre la cocaína y el aumento de la dopamina ya se conocía, aunque descubrir ahora que está implicado un microRNA que regula la expresión de los genes, supone la existencia de alteraciones genéticas.

"Si una madre está embarazada y consume cocaína, la cantidad que llega al embrión produce una alteración del sistema dopaminérgico y en el futuro puede ser que el niño tenga una predisposición al consumo de la cocaína o desarrolle adicción con mayor facilidad", ha explicado López, para matizar que "desde la gestación se estarían alterando ciertos genes que desarrollarían mucho más el sistema dopaminérgica y, de esta manera, ante una exposición a la cocaína, se incrementaría la necesidad de volver a consumirla".

El siguiente paso sería comprobar si, efectivamente, estas alteraciones se traducen en el comportamiento de estos animales, algo más difícil de analizar, aunque podrían desarrollarse 'test' para determinarlo, como los que existen para otros animales de experimentación, por ejemplo, los ratones.

Asimismo, en otro estudio publicado en la misma revista se ha tenido en cuenta que la cocaína afecta no sólo a los receptores dopaminérgicos, relacionados con el placer, sino que también perturba los receptores opioides, relacionados con el dolor.

En concreto, la cocaína aumenta la actividad de unas enzimas involucradas en la formación del microRNA let7d y el incremento de este provoca una disminución de los receptores opioides, de manera que los analgésicos opioides ejercen mucho menos efecto.

Extrapolado al ser humano, esto supone que si una madre consume cocaína, disminuiría la formación de algunos receptores opioides y tanto ellas como sus embriones necesitarían una mayor cantidad de analgésico para calmar su dolor.

Por ejemplo, la morfina es un potente analgésico que se utiliza en enfermedades graves que producen dolor intenso, sobre todo en algunos tipos de cáncer. En este caso, los receptores opioides que permiten su acción se verían disminuidos y, por lo tanto, su efecto analgésico sería mucho menor debido a las alteraciones genéticas ocasionadas por la cocaína.