MADRID, 12 Nov. (EUROPA PRESS) -
La Clínica CEMTRO ha desarrollado la técnica ICC de implante de condrocitos autólogos, la cual puede evitar la artrosis e incluso la necesidad de prótesis, al regenerar el tejido de la lesión articular.
Así lo han comentado expertos durante el 'XIV Simposio Internacional Clínica CEMTRO Avances y Actualizaciones en Traumatología y Ortopedia'. "La principal ventaja de esta técnica es la posibilidad de regenerar cartílago sano por lo que evita la artrosis en la que derivan muchas de estas lesiones", ha comentado la jefa de la Unidad de Cartílago y de la Unidad de Pie y Tobillo de Clínica CEMTRO, Isabel Guillén.
Ahora bien, tal y como ha apostillado, se trata de regeneración de cartílago, no de reparación ya que la técnica ICC permite crear un nuevo tejido para que una lesión circunscrita, de hasta cuatro o cinco centímetros, no evolucione hacia una artrosis. "En el 90 por ciento de los casos, el implante de condrocitos autólogos conduce a una regeneración total de la superficie articular, lo que retrasa, e incluso, evita la necesidad de prótesis", ha apostillado.
Desde 1996 hasta la actualidad, Clínica CEMTRO ha realizado 466 cirugías de implante de condrocitos autólogos: 410 de rodilla, 54 de tobillo y dos de cadera. 140 de ellas, mediante la técnica de ICC. Esta técnica combina la ingeniería tisular para la producción de tejidos y la terapia celular para la reparación de los mismos.
INDICADA PARA LESIONES FOCALES DE CARTÍLAGO
"Está indicada para lesiones focales de cartílago, originadas principalmente tras un traumatismo de la articulación, seguido de la osteocondritis disecante y de un tamaño determinado (hasta 6 centímetros); no sirve para una rodilla entera. Se realiza a pacientes de hasta 55 años. Además, este procedimiento permite reducir el dolor y la inflamación y una mejora en el movimiento de la articulación", ha informado la experta.
En una primera intervención se extrae una pequeña muestra del tejido cartilaginoso sano a través de la biopsia. Las células extraídas se cultivan en el laboratorio hasta que su proliferación alcanza varios millones de unidades. Asimismo, en una segunda operación se implantan en la zona dañada a través de artroscopia, así no hay que abrir la articulación y el postoperatorio resulta menos doloroso al paciente, o mediante cirugía abierta.
"La gran dificultad de esta técnica es que precisa de un gran equipamiento técnico y de personal muy especializado para realizar el cultivo de los condrocitos, que se realizan en una sala blanca en condiciones de máxima asepsia", ha zanjado Guillén.