MADRID 5 May. (EUROPA PRESS) -
Cirujanos españoles han operado en Chiclayo (Perú) a Ilbert Lozano, un niño de seis años que presentaba una premaxila, es decir, una extraña malformación que le hacía tener por debajo de la nariz un trozo de encía con un diente.
Se trata de una malformación provocada por una mala operación anterior del labio leporino cuando el niño tenía tres años. Este defecto provocaba las burlas de sus compañeros de clase e hicieron de Ilbert un niño retraído, explican los doctores.
La operación ha tenido lugar en el hospital San Juan de Dios de Chiclayo gracias a la campaña solidaria que ha realizado la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (Secpre) junto a la ONG Juan Ciudad.
"Nunca habíamos visto un caso así", comentan Jesús Barón y Diego Luis Carrillo, cirujanos de Secpre. Ilbert fue uno de los cerca de 60 niños que fueron operados por los médicos españoles dentro de esta campaña solidaria que se desarrolla anualmente desde el año 2000 y por la que se opera a niños procedentes de familias sin recursos, con patologías como labio leporino, paladar hendido, polidactilias (más de cinco dedos), sindactilias (dedos sin separación), secuelas de quemaduras... Por la campaña han pasado ya más de 1.000 pacientes.
Además de por los doctores Barón y Carrillo, el equipo que ha acudido a Chiclayo estaba formado por la cirujana Lourdes Cosío, las enfermeras Mercedes Messa y Lidia García y el anestesista Juan Carlos Sánchez.
El caso de Ilbert fue uno de los más complejos. A causa del diente que le taponaba la nariz, el niño apenas podía respirar. "Es una anestesia compleja porque el niño tiene poca capacidad pulmonar", señala Juan Carlos Sanchez, el anestesista.
"El pequeño tenía una premaxila con un dientecito por delante del labio. Lo que hemos hecho ha sido poner por delante el labio y la dentadura detrás", agrega el doctor Carrillo. Un vez operado, Ilbert se quedó ingresado en una de las habitaciones de la clínica junto a otros niños recién intervenidos quirúrgicamente.
"Venimos de la selva, de muy lejos", explica Fermín, el padre, un agricultor de 44 años que durante los días que el pequeño estuvo en el hospital tuvo que dejar su trabajo en las plantaciones de café de Nueva Cajamarca, un distrito situado en la Amazonía.
Ilbert y su familia no fueron los únicos que acudieron desde muy lejos a la llamada de la cirugía española. Los médicos valoraron el esfuerzo que hicieron los pacientes para poder ser atendidos. "Todos los casos que vemos aquí son gente con una situación de necesidad muy grande que han tardado 11, 12 o más horas en llegar. Cuando les atiendes y comprendes su necesidad, tienes la sensación de que tienes que ayudarles como sea", afirma la cirujana Lourdes Cosío.
José Alonso, un adolescente con la cara deformada, tardó dos días en llegar a Chiclayo desde su localidad natal, San Ignacio. "Nuestra prioridad son precisamente estas familias con pocos recursos y que vienen de muy lejos. Es gente que no podría acceder en una situación normal a este tipo de cirugías", concluye el doctor Jesús Barón.
Durante los 15 días de campaña solidaria, la satisfacción ha ido contagiándose de unas familias a otras. La pequeña Rafaela ya puede mamar del pecho de su madre a gusto. A las pocas horas de estar operada, apenas había rastro del labio leporino. "Estoy muy feliz, no tenía dinero para operarla y he podido traerla aquí, a la campaña solidaria", señala su madre, Mari Luz Álvarez.
Rafaela, de seis meses, ha pasado por poco el límite que pusieron los cirujanos para realizar este tipo de intervenciones: cuatro meses. Otros bebés más pequeños tendrán que esperar a la campaña del año que viene, cuando los cirujanos españoles regresen y con su trabajo solidario ayuden a mejorar la infancia en este rincón peruano.