MADRID, 17 Ago. (EUROPA PRESS) -
La espalda puede sufrir con las rutinas diarias a las que está sometida, incluso en verano, ya que cargar con las maletas de forma inadecuada o pasar muchas horas sentados durante los desplazamientos puede hacer que se produzcan dolores en esta, dando lugar a otro tipo de lesiones, como la lumbalgia.
Tanto que los fisioterapeutas aseguran que la lumbalgia es el principal problema con el que se encuentran en las consultas a la vuelta de las vacaciones, pues, junto con las cervicales, suelen ser las zonas de la espalda más afectadas por los viajes largos, según el equipo de fisioterapia de Zagros Sports.
Por ello, este grupo de especialistas ha elaborado una serie de consejos para tomar conciencia de las circunstancias que pueden dañar la espalda y así evitar las futuras lesiones que pueden surgir en esta.
1. Subir la maleta en lugar de agachar el cuerpo: a la hora de preparar el equipaje, la espalda sufrirá menos si se coloca la maleta a una altura donde no haya que agacharse. Subiendo la maleta a la altura de la cadera es posible guardar las pertenencias personales sin forzar la espalda.
En el caso de tener que dejar las maletas en el suelo, siempre será mejor doblar las rodillas y descender con la espalda recta para evitar lesiones. Además, evitar sobrepesos y cargas innecesarias es clave para prevenir dolores cervicales y lumbares. En estos casos es preferible dividir el peso en 2 maletas en lugar de acumular todo el equipaje en un solo bulto.
En el aeropuerto lo más recomendable será recurrir a un carrito o empujar las maletas hacia delante, o a la altura del cuerpo si tienen cuatro ruedas, para evitar posibles daños en los hombros. A la hora de colocar el equipaje en los compartimentos superiores del avión será necesario contar con el espacio de maniobra suficiente para no arquear la espalda demasiado y provocarnos una lesión al levantar todo el peso en el aire. Si se dispone de la ayuda de otra persona, bastará con subir la maleta de forma paralela al suelo.
2. Usar calzado adecuado: los zapatos de verano suponen un mayor riesgo debido a que no sujetan bien el pie y son totalmente planos. Su uso diario, y en grandes trayectos, puede provocar esguinces o fascitis plantar y sobrecargas de la espalda. En el momento de trasladar las maletas y enfrentar un viaje largo la mejor opción es escoger un zapato cómodo y que sujete bien el pie, sobre todo si el trayecto dura varias horas. Tanto los pies como la espalda llegarán más descansados al destino.
Además, en los viajes de extensa duración, más aún en el caso de largos vuelo, a este problema se suma la posible hinchazón de las piernas debido a una mala circulación y la forzada postura en el asiento.
3. Cambiar de postura: a lo largo del viaje, se debe tomar conciencia de la postura del cuerpo para cambiarla cada poco tiempo. Permanecer excesivas horas en la misma postura supone una presión extra para los músculos y las articulaciones. Por lo que ir modificando la posición para adoptar diferentes posturas cómodas y naturales, respetando una correcta ergonomía postural y tratando de mantener la espalda apoyada en el asiento, es clave para reducir la rigidez del cuerpo.
En el caso del conductor de un coche, este debe ir cómodo en su asiento, con el reposacabezas a la altura correcta para evitar lesiones cervicales y la espalda en contacto con el asiento. A causa de la incomodidad que ocasiona a la larga esta postura se aconseja parar el coche cada 2 horas aproximadamente para el descanso del conductor.
4. Adaptar el descanso: una opción recurrente en los viajes es dormir las horas de trayecto para estar descansados y que el viaje no se haga tan largo. Pero una mala posición puede provocar dolores musculares y de cuello.
En el avión, la extendida almohada cervical relaja la musculatura del cuello y reduce la presión sobre el mismo. Además, con una almohada pequeña en la zona lumbar es posible descansar la espalda que, por norma general, queda sin apoyo en los asientos de los aviones. En el coche, para quienes vayan a dormir, la mejor opción es reclinar el asiento del copiloto para que la espalda descanse mejor. Se puede además hacer uso de la almohada cervical para aumentar el bienestar y la protección del cuello.
5. Hacer estiramientos de forma periódica: los estiramientos permiten relajar la musculatura y facilitan la recuperación tras el cansancio de un viaje. Además, tienen un efecto analgésico aliviando dolores posturales o contracturas que se hayan producido por el estrés y las incomodidades del trayecto. Realizar una sencilla rutina de estiramientos de apenas 10 minutos cada aproximadamente 2 horas de viaje permite desentumecer músculos y articulaciones y cuidar la espala y el cuello.