MADRID, 21 Nov. (EUROPA PRESS) -
Cerca del 40 por ciento de los presos presenta una enfermedad mental y dentro de este porcentaje, el 50 por ciento está relacionado con el consumo de drogas, según datos epidemiológicos recogidos en las cárceles españolas.
"En la actualidad son los trastornos mentales, las drogodependencias y la patología dual los problemas médicos mas prevalentes, lo que supone un reto difícil y con entidad suficiente para generar un problema sanitario de primer orden por su alta prevalencia y las consecuencias medicas y regimentales que provoca", ha señalado la doctora Cristina Iñigo, médico de Atención Primaria en el Hospital Psiquiátrico Penitenciario de Alicante.
Dicho esto, ha apostado, durante el Congreso de Sanidad Penitenciaria, celebrado recientemente en Madrid, por la formación del personal de prisiones en materia de patología psiquiátrica y drogodependencias.
Precisamente, durante este encuentro, se ha presentado la 'Guía Atención y tratamientos en prisión por el uso de drogas' que tiene como objetivo ayudar al profesional sanitario que trabaja en estos centros en el tratamiento de la patología mental, la drogadicción y sus complicaciones.
El texto, que ha sido elaborada por el Grupo de Trabajo sobre Salud Mental en Prisión (GSMP), con la colaboración de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria, en el que participan miembros de esta sociedad y de la Asociación Española de Neuropsiquiatría (AEN), y la compañía biomédica Pfizer, da respuesta a los problemas derivados del consumo de tabaco, alcohol y cocaína o el trastorno antisocial.
"La motivación principal parte de la demanda de los equipos sanitarios de los centros penitenciarios sobre cuestiones relativas a la salud mental y entre estas lo referente a las adicciones como problema de enorme prevalencia en la población ingresada en las cárceles", ha explicado el presidente de la Asociación Vasca de Salud Mental, el doctor Iñaki Márkez Alonso.
ADECUAR LOS TRATAMIENTOS AL CENTRO
Uno de los principales problemas con los que se encuentran estos profesionales, ha dicho Márkez, es "adecuar las ofertas terapéuticas a lugares de encierro y, por tanto, con limitaciones en las posibilidades de actuación". "Por eso, adaptar el plan terapéutico a las sustancias consumidas y las complicaciones presentes ha de tener respuestas que en esta guía ofrecemos a cuestiones que aparecen con demasiada frecuencia en el ámbito penitenciario", ha señalado.
La legislación europea sobre esta materia considera que las personas que están internas en prisión deben tener los mismos derechos y prestaciones sanitarias que el resto de los ciudadanos.
"Los nuevos modelos asistenciales se basan en la integración de la Sanidad Penitenciaria en el sistema de salud público que ha de cohesionar dos realidades asistenciales, dos estructuras y dos mentalidades diferentes que se está desarrollando ya en algunas comunidades autónomas", ha indicado este experto.
Tras ello, ha apostado por una "mayor y mejor coordinación" a todos los niveles como uno de los aspectos del proceso y en donde los profesionales e instituciones faciliten la transición organizativa, "manteniendo su compromiso por una mejora de la calidad en la atención a la salud de las personas ingresadas".
