Una enfermera del geriátrico confirma que el acceso a la enfermería "era libre"
GIRONA, 28 May. (EUROPA PRESS) -
El celador de Olot (Girona), Joan Vila, acusado de matar a once ancianos en la residencia de La Caritat entre agosto de 2009 y octubre de 2010, estaba "cansado y quemado" del trabajo, según han contado este martes por la tarde dos de sus compañeras de trabajo, cuidadoras del geriátrico.
En su declaración ante el jurado popular, una de estas cuidadoras ha dicho que poco tiempo antes de que se destaparan los crímenes también notó que estaba muy nervioso y que incluso le recomendó que se cogiera la baja.
"Joan me comentó que estaba cansado del trabajo en el geriátrico, que estaba quemado, pero lo entendí porque es un trabajo que psicológicamente agota y es estresante", ha manifestado la otra cuidadora, que ha matizado que el celador estaba cansado del trabajo que hacía y no de estar en el centro.
Junto a estas cuidadoras también ha declarado una de las enfermeras del geriátrico, quién ha comentado que Vila se lamentaba --poco antes de su detención-- de que hacía algunos fines de semana que sólo se le morían pacientes a él: "Incluso le dije que se colgara una pata de conejo para que se le fuera el mal fario", ha dicho la enfermera.
Este comentario también se lo hizo a las cuidadoras, pero todas han asegurado que lo comentaba como algo normal, como si fuera una casualidad.
ACCESO LIBRE A LA ENFERMERÍA
Las declaraciones de este martes por la tarde han ido en la misma línea que las de los testigos de la mañana; la enfermera ha afirmado que la medicación estaba pautada y preparada para ser suministrada a los pacientes, pero que el acceso a la enfermería "era libre, ya que todo el mundo sabía donde estaba la llave".
"En ese momento tampoco se controlaba el 'stock' de medicamento, conforme se gastaba, se repostaba", ha asegurado la enfermera en su declaración.
De hecho, una de las cuidadoras ha apuntado que hasta los residente del geriátrico iban a la enfermería a buscas cosas si querían; o que por la noche, cuando fallecía algún anciano, no pasaba ninguna doctora a certificar las muertes, si no que se llamaba directamente a la funeraria.
El juicio oral, que se alargará hasta el próximo 7 de junio, continuará mañana con la declaración de más empleados del centro geriátrico de La Caritat.